El filósofo de Güémez, con su ingeniosa declaración, marcó una verdad que se vuelve más palpable con el tiempo: “Últimamente ha muerto gente que antes no se moría”. Este sentimiento, aparentemente trivial, cobra un significado más profundo conforme la madurez y la cercanía a la tercera edad nos llevan a convivir con la pérdida y la aceptación de nuestra propia fragilidad.
Salud: Un pilar redescubierto entre pruebas y lecciones
Un cambio en las prioridades
Este año, la salud se convirtió en el centro de muchas vidas. Para algunos, un diagnóstico inesperado trajo consigo no solo preocupación, sino una oportunidad para replantear lo esencial. Comer, dormir o incluso pensar con claridad, actividades que parecían automáticas, ahora exigen atención y cuidado conscientes.
Aceptación y nuevos comienzos
Aprender a convivir con condiciones crónicas implica más que medicamentos y ajustes. Es una invitación a adoptar una vida más plena, apreciar cada instante y reconocer el inmenso regalo que es estar aquí.
Pérdidas que dejan un eco imborrable
El 2024 también trajo consigo despedidas difíciles, especialmente si se trata de personas cercanas que enfrentaron largas y duras batallas contra enfermedades. No cabe duda que su partida deja una huella profunda en quienes tuvieron el privilegio de convivir con ellos.
El recuerdo que vive en los detalles
Sus risas, expresiones y enseñanzas permanecen como testimonio de una vida significativa. Y aunque el tiempo avanza, la impresión de perderlos no se desvanece; más bien se convierte en una llamada a valorar a quienes aún nos rodean.
Lecciones de vida
- La vida es un tesoro que debemos vivir plenamente.
- Las mujeres, con su intuición y fuerza emocional, son capaces de transformar incluso los momentos más difíciles en crecimiento.
- A veces, las pruebas más duras revelan las mayores bellezas de la vida.
La cercanía de la muerte y el valor de vivir
Hablar de salud también significa contemplar la muerte, no como un tabú, sino como parte intrínseca de la vida. Al llegar a la última etapa de nuestra existencia, los recordatorios de nuestra finitud se vuelven inevitables, pero también lo hace la posibilidad de cambiar la angustia por disfrute.
Cambiar el enfoque hacia el disfrute
- Reconocer que cada día es un regalo.
- Aceptar que el cuerpo cambia, pero el espíritu puede fortalecerse.
- Vivir con la sabiduría que los años traen consigo.
El año que nos hizo más humanos
El 2024 nos desafió a enfrentar pérdidas, adaptarnos a cambios y abrazar nuevas realidades con gratitud. Nos recordó que la vida, como un rollo de papel, parece acelerarse a medida que se acerca a su fin, pero también nos enseñó a disfrutar cada vuelta, cada instante.
Al mirar hacia el 2025, llevamos con nosotros las lecciones más importantes: apreciar la salud, honrar a los que partieron y celebrar las segundas oportunidades.
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