Todo comenzó como una historia de ficción: un videojuego postapocalíptico donde un hongo convierte a los humanos en zombis. The Last of Us capturó la imaginación del mundo entero, y su adaptación en HBO reavivó una inquietante pregunta: ¿podría la ciencia ficción convertirse en realidad?
Lejos de ser mera paranoia, investigadores de todo el mundo están estudiando cómo el cambio climático está alterando el comportamiento de ciertos hongos patógenos, y algunos indicios parecen sacados de un episodio de la serie.
¿Qué dice la ciencia sobre los hongos zombis?
El Ophiocordyceps unilateralis, conocido como “hongo zombi”, manipula el comportamiento de insectos, obligándolos a actuar en favor del hongo. Según el microbiólogo Jim Kronstad de la Universidad de Columbia Británica, este tipo de hongos no puede sobrevivir en humanos porque nuestras temperaturas corporales son demasiado altas.
Pero, ¿y si eso cambiara?
El calentamiento global está empujando a muchas especies a adaptarse rápidamente. Según estudios del CDC, algunos hongos están desarrollando tolerancia térmica, un cambio evolutivo que podría permitirles infectar a humanos y otros mamíferos.
Candida auris: una alerta silenciosa
Un ejemplo real y preocupante es el de Candida auris, una levadura descubierta en 2009 que ha mostrado resistencia a múltiples antifúngicos. Apareció casi simultáneamente en diferentes partes del mundo, y los científicos sospechan que el aumento de las temperaturas podría haber sido el detonante.
Hospitals de EE.UU., India y Sudáfrica han registrado brotes. El CDC la cataloga como una “amenaza urgente”, no solo por su resistencia, sino por su rápida expansión.
El caso de la fiebre del Valle
Otro hongo, Coccidioides, ha extendido su hábitat hacia regiones más frías como Washington debido al cambio climático. Este hongo vive en suelos secos y libera esporas cuando se remueve la tierra, causando enfermedades respiratorias severas. En California, los casos están aumentando en zonas donde antes no se reportaban, como Sacramento.
También afecta a las plantas… y a tu comida
La amenaza no se limita a la salud humana. Un informe de la FAO advierte que los hongos fitopatógenos están expandiéndose hacia nuevas zonas agrícolas. Cultivos como trigo, arroz y vid podrían estar en riesgo si estos patógenos siguen evolucionando.
La revista Nature publicó que estas enfermedades podrían ser más frecuentes y agresivas, afectando la seguridad alimentaria global.
¿Estamos a tiempo de prepararnos?
A pesar del panorama preocupante, los hongos también tienen un lado benéfico: reciclan nutrientes, capturan carbono y son esenciales para muchos procesos biotecnológicos. Por eso, los científicos piden no caer en el alarmismo, pero sí mantener la investigación activa y constante.
El Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) está financiando estudios para identificar especies con potencial de adaptación térmica. La clave es anticiparse antes de que lo imposible se vuelva probable.
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