Las Personas Altamente Sensibles (PAS) representan entre el 15 y el 20% de la población mundial. Según la psicología, la alta sensibilidad no es un trastorno, sino un rasgo de personalidad que implica una mayor receptividad a estímulos emocionales, sensoriales y ambientales.
Las PAS experimentan el mundo de manera más intensa, perciben detalles sutiles en su entorno y procesan la información de forma profunda.
Cómo gestionar la alta sensibilidad
Para vivir de manera equilibrada, las personas altamente sensibles pueden seguir algunas recomendaciones:
- Infórmate bien: Conoce las características de este rasgo y evita información errónea.
- Autoconocimiento: Identifica cómo la sensibilidad influye en tu vida diaria y descubre tus fortalezas.
- Gestiona tus emociones: Aprende a reconocerlas y manejarlas de forma saludable.
- Canaliza tu sensibilidad: Meditación, escritura o actividades artísticas ayudan a expresar emociones.
- Cuida tus límites: Reserva tiempo para ti mismo y aprende a decir no cuando sea necesario.
- Busca la tranquilidad: Dedica momentos a espacios con baja estimulación sensorial.
- Potencia tu intuición: Aprovecha tu capacidad de percibir detalles que otros pasan por alto.
Un rasgo con potencial
Cuando se comprende y maneja adecuadamente, la alta sensibilidad puede ser una fuente de gran poder personal y social. Las PAS pueden aportar empatía, reflexión y conexión emocional, convirtiéndose en agentes de cambio positivo en su entorno.


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