Un reciente análisis de The Lancet Global Health revela una preocupante realidad para la salud mundial: más de 5,000 millones de personas no ingieren suficientes micronutrientes esenciales, entre ellos hierro, calcio y vitaminas, elementos que son vitales para el funcionamiento del organismo. Esta “hambre oculta”, como la denominan los expertos, afecta a millones de personas en todo el mundo y está vinculada con problemas de salud como anemia, debilitamiento inmunológico y complicaciones cognitivas.
Micronutrientes esenciales: el poder oculto en la salud humana
Los micronutrientes son vitaminas y minerales que el cuerpo necesita en pequeñas cantidades, pero que desempeñan un papel fundamental en procesos fisiológicos y metabólicos. A diferencia de los macronutrientes, como las proteínas, grasas y carbohidratos, se requieren en proporciones menores, aunque su impacto en la salud es profundo.
Entre los micronutrientes más importantes están el hierro, fundamental para la producción de hemoglobina y la prevención de la anemia; el calcio, clave para la fortaleza ósea; y las vitaminas A, C y D, que refuerzan el sistema inmunológico y promueven un desarrollo celular adecuado.
Resultados del estudio: deficiencia de hierro, calcio y vitaminas
El estudio publicado por The Lancet Global Health analizó datos de consumo de 15 micronutrientes en 185 países, revelando que:
- El 68% de la población mundial presenta deficiencia de yodo.
- Un 67% carece de una ingesta suficiente de vitamina E.
- El 66% de las personas no consume suficiente calcio.
- El hierro es deficitario en la dieta de más de 4,000 millones de personas, es decir, el 65% de la población.
Estos déficits afectan a una gran parte de la población, no solo en regiones económicamente desfavorecidas, sino también en países desarrollados, lo que demuestra que el acceso a alimentos nutritivos y balanceados es un desafío global.
Consecuencias de la deficiencia de micronutrientes en la salud
La carencia de vitaminas y minerales esenciales puede desencadenar problemas de salud graves. De acuerdo con la doctora Marianela Aguirre Ackermann, especialista en medicina interna y nutrición, los efectos de la deficiencia de micronutrientes incluyen:
- Anemia y fatiga crónica: La falta de hierro y vitamina B12 puede causar anemia, una condición que reduce la producción de glóbulos rojos y provoca cansancio constante.
- Problemas de desarrollo cognitivo: La falta de vitaminas esenciales en etapas de crecimiento puede afectar el desarrollo cognitivo, causando problemas de concentración y aprendizaje en niños.
- Debilitamiento inmunológico: Vitaminas como la C y la D, junto con el zinc, son esenciales para el sistema inmunológico, ayudando a combatir infecciones y enfermedades.
La “hambre oculta” en América Latina y Argentina
En América Latina, el acceso a una alimentación balanceada sigue siendo limitado para muchos. Según el Estudio Latinoamericano de Nutrición y Salud (ELANS), menos del 3.5% de la población en países como Argentina, Brasil y Perú consume una cantidad adecuada de verduras, cereales integrales, pescado y frutas. Esta dieta desequilibrada aumenta el riesgo de deficiencias de micronutrientes y enfermedades crónicas.
En Argentina, el problema se agrava debido a un alto consumo de alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas, que desplazan a alimentos nutritivos en la dieta diaria. Los sectores de bajos ingresos son los más afectados, ya que enfrentan barreras económicas para acceder a frutas, verduras y proteínas de alta calidad.
Factores que contribuyen a la deficiencia de nutrientes
El estudio identifica varios factores que aumentan la carencia de micronutrientes en todo el mundo:
- Dietas altas en alimentos procesados: Las dietas basadas en comida rápida y productos ultraprocesados son bajas en nutrientes esenciales. Alimentos ricos en grasas y azúcares refinados suelen desplazar a aquellos que contienen vitaminas y minerales.
- Precios elevados de alimentos frescos: En muchos países, el costo de frutas, verduras y granos integrales es mayor que el de productos ultraprocesados, lo que limita el acceso a alimentos ricos en nutrientes.
- Modas y dietas restrictivas: Dietas populares, como las bajas en carbohidratos o sin gluten, pueden reducir el consumo de ciertos nutrientes si no se planifican correctamente, generando carencias de vitaminas y minerales.
Estrategias para mejorar la ingesta de micronutrientes
Para abordar este problema global, los expertos sugieren implementar estrategias que promuevan el acceso a alimentos nutritivos y a programas de suplementación:
1. Fortificación de alimentos
Una política de fortificación consiste en añadir nutrientes esenciales a productos básicos, como la adición de yodo a la sal o vitamina D a los productos lácteos. En Argentina, la ley de yodación de la sal es un ejemplo de cómo la fortificación puede ayudar a reducir deficiencias nutricionales.
2. Educación nutricional y promoción de la alimentación balanceada
La doctora Aguirre Ackermann sugiere que promover una dieta rica en frutas, verduras y proteínas magras es fundamental para combatir la deficiencia de micronutrientes. El acceso a la información sobre cómo construir una alimentación equilibrada permite que las personas tomen decisiones más saludables y que incorporen en su dieta alimentos frescos.
3. Programas de asistencia alimentaria
Los programas de asistencia alimentaria y subsidios pueden facilitar el acceso a alimentos nutritivos para poblaciones en riesgo, garantizando que más personas tengan acceso a frutas, verduras y proteínas.
La importancia de actuar frente a la “hambre oculta”
La deficiencia de micronutrientes es una amenaza silenciosa que afecta la salud y la calidad de vida de miles de millones de personas en el mundo. Sin una intervención oportuna, esta carencia seguirá limitando el desarrollo físico y mental de las personas, especialmente en las poblaciones más vulnerables. Las estrategias de salud pública, como la fortificación de alimentos, junto con una educación nutricional efectiva, pueden cerrar la brecha y garantizar que todas las personas tengan acceso a una dieta que cubra sus necesidades de micronutrientes.
Combatir esta “hambre oculta” es esencial para construir una sociedad saludable y equitativa, donde cada persona tenga la oportunidad de desarrollarse plenamente.


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