La reconstrucción de Gaza costará 70 mil millones y décadas de trabajo
Cuando el polvo de la guerra comienza a asentarse, la magnitud de la devastación en Gaza se vuelve imposible de ignorar. Edificios reducidos a polvo, hospitales colapsados, calles que ya no existen y familias que lo perdieron todo. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la reconstrucción de la Franja requerirá al menos 70 mil millones de dólares y podría tardar décadas en completarse.
Las cifras son abrumadoras: el 84% de los edificios e infraestructuras han sido destruidos. En zonas como la ciudad de Gaza, el daño alcanza hasta el 92%. La guerra ha dejado un territorio casi inhabitable, cubierto por más de 55 millones de toneladas de escombros que bloquean caminos, viviendas y hospitales.
Gaza: una ciudad cubierta por montañas de escombros
El representante del PNUD, Jaco Cilliers, describió la situación con una imagen tan poderosa como escalofriante: “Es como si construyeras una valla de doce metros de altura alrededor de Central Park y lo llenaras todo de escombros”. Esa es la realidad de Gaza hoy: una urbe enterrada bajo su propio dolor, donde cada metro cuadrado refleja una pérdida.
La magnitud del desastre no solo dificulta el acceso a las zonas más afectadas, sino que imposibilita la llegada de ayuda humanitaria. Sin maquinaria pesada, combustible ni acceso seguro, los equipos de rescate y reconstrucción no pueden avanzar. “Sin la retirada de escombros, la ayuda no puede llegar, la reconstrucción no puede empezar y el retorno es imposible”, advirtió Cilliers.
El costo de la esperanza: una inversión para sobrevivir
De los 70 mil millones de dólares necesarios, al menos 20 mil millones deberán invertirse en los próximos tres años si se quiere que la vida vuelva a ser posible en Gaza. No se trata solo de reconstruir edificios, sino de restablecer hospitales, escuelas, redes eléctricas y sistemas de agua potable.
El PNUD ha señalado que la primera etapa de la reconstrucción requerirá una coordinación estrecha entre organismos internacionales, donantes y gobiernos aliados. “Ya hay muy buenos indicios de apoyo de los donantes, incluido lo que estamos viendo en el mundo árabe, así como de socios europeos y estadounidenses”, afirmó Cilliers. Estados Unidos, añadió, ha manifestado su disposición a participar en los primeros esfuerzos de recuperación.
Décadas de reconstrucción y cooperación internacional
La historia de Gaza no se reconstruirá en pocos años. Cada escuela, cada hospital y cada casa representan una tarea titánica en una región donde el acceso sigue siendo limitado y los recursos escasos. Expertos del PNUD calculan que, aun con la cooperación internacional más amplia posible, el proceso completo tomará décadas.
La comparación con otras reconstrucciones posbélicas revela la magnitud del desafío. En Siria, por ejemplo, tras más de una década de conflicto, apenas se ha logrado restaurar una fracción de su infraestructura. En Gaza, la destrucción proporcional es mucho mayor.
Además del reto físico, existe un desafío humanitario: más de dos millones de personas necesitan vivienda, atención médica y alimentos. La reconstrucción no solo será un trabajo de ingeniería, sino una misión de supervivencia y dignidad.
Una carrera contra el tiempo para salvar vidas
Mientras las organizaciones internacionales debaten fondos y estrategias, la población civil continúa sufriendo. Cada día que pasa sin acceso a combustible ni maquinaria pesada retrasa la llegada de agua potable, medicinas y alimentos.
El PNUD ha advertido que sin una acción inmediata, la recuperación podría estancarse antes de comenzar. Los próximos tres años serán decisivos: o Gaza inicia su camino hacia la reconstrucción o se convierte en un territorio inviable para la vida humana.
La reconstrucción como símbolo de resistencia
Pese a la tragedia, la reconstrucción de Gaza también simboliza la resistencia y la esperanza de su pueblo. Las familias que han perdido todo aún sueñan con regresar a sus hogares, con ver nuevamente a sus hijos asistir a la escuela o con abrir un pequeño negocio en una ciudad libre de ruinas.
Cada ladrillo que se coloque será un acto de fe. Cada calle despejada, una victoria. Pero para que eso ocurra, el mundo deberá mirar hacia Gaza no solo con compasión, sino con compromiso real.
La reconstrucción de la Franja no es solo un desafío económico; es un llamado moral para la comunidad internacional. Un recordatorio de que detrás de cada cifra hay una vida, y detrás de cada edificio derrumbado, una historia que merece volver a levantarse.
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