martes, diciembre 30, 2025

Este cambio invisible ocurre 12 años antes de un infarto, según estudio

Durante más de 30 años, un equipo de investigadores de seis prestigiosas instituciones académicas siguió a más de 3.000 adultos estadounidenses dentro del Estudio CARDIA, iniciado en 1985. Lo que descubrieron podría cambiar la manera en que entendemos la prevención de las enfermedades cardiovasculares.

Los expertos detectaron una caída sostenida en los niveles de actividad física alrededor de 12 años antes del diagnóstico de afecciones cardíacas como infartos, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia cardíaca.

Lo alarmante es que este patrón no es fácilmente visible: las personas comienzan a moverse menos en la adultez sin darse cuenta de que están anticipando un evento cardiovascular.

El corazón lo sabe antes que tú: señales tempranas del cuerpo

En la investigación, publicada en JAMA Cardiology, los participantes informaron periódicamente su nivel de actividad física a través de un cuestionario validado. Se les preguntó sobre 13 tipos de ejercicio, desde caminar hasta correr o practicar deportes intensos.

La conclusión fue clara: quienes desarrollaron enfermedades cardiovasculares ya se movían menos desde hacía más de una década. Y tras el diagnóstico, su nivel de ejercicio no mejoraba, sino que seguía siendo bajo.

La caída fue más pronunciada en los casos de insuficiencia cardíaca. Pero incluso quienes sufrieron infartos o accidentes cerebrovasculares mostraban una reducción paulatina y peligrosa en su actividad semanal.

¿Cuánto ejercicio se necesita para proteger al corazón?

Según la Organización Mundial de la Salud, los adultos deberían realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física moderada. Sin embargo, el 31% no alcanza esa cifra mínima.

El cuerpo humano está diseñado para moverse. Al no hacerlo, comienzan a gestarse las condiciones perfectas para el deterioro cardiovascular, metabólico y emocional.

Los científicos enfatizan que no es necesario ser un atleta para cuidar el corazón. Caminar a paso rápido, bailar, hacer jardinería o subir escaleras también cuentan como actividad física válida.

El enemigo silencioso: el sedentarismo

Pasar largas horas sentado o acostado sin actividad física es lo que la OMS define como sedentarismo. Y este comportamiento está directamente relacionado con:

  • Mayor riesgo de diabetes tipo 2
  • Mayor probabilidad de infartos
  • Mayor incidencia de ciertos tipos de cáncer
  • Aumento de ansiedad, depresión y alteraciones del sueño

En adolescentes y niños, el impacto es igual de grave: obesidad, problemas de conducta y menor rendimiento cognitivo.

La clave está en mantener el movimiento constante

Los autores del estudio advierten que detectar el descenso en la actividad física puede ser un marcador temprano para prevenir enfermedades cardiovasculares. Esto refuerza una idea simple pero poderosa: moverse cada día puede ser una forma de salvar la vida.

Pequeños hábitos diarios, como caminar 20 minutos, evitar el ascensor o hacer pausas activas en el trabajo, marcan una diferencia notable a lo largo del tiempo.

Owen Michell
Owen Michell
Owen Michell es nuestro editor especializado en noticias digitales, con un profundo conocimiento en identificar tendencias y desarrollar contenido de consulta. Su experiencia en el panorama digital le permite brindar información relevante y atractiva para nuestra audiencia. Su pericia en el ámbito de las noticias digitales contribuye a la autoridad y actualidad de nuestro sitio.
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