La empatía es comúnmente definida como «ponerse en los zapatos del otro«, es decir, sentir lo que esa persona siente. Sin embargo, esta perspectiva, aunque bienintencionada, puede invalidar las experiencias de quienes buscan apoyo emocional.
Creer que podemos experimentar el dolor de otra persona es, en realidad, una forma de juzgar y reducir la singularidad de sus vivencias. Esto no solo minimiza su experiencia, sino que también puede agravar su sufrimiento.
El error de “yo entiendo cómo te sientes”
Por ejemplo, si una persona nos cuenta que fue víctima de un asalto violento, por lo que está visiblemente alterada, llorando, temblando y luchando por articular palabras coherentes, y respondemos con frases como:
- “Sé exactamente cómo te sientes.”
- “Estoy en tus zapatos, entiendo tu dolor.”
No solo es inapropiado, sino que puede ser invasivo y revictimizante. La realidad es que nadie, salvo esa persona, puede comprender plenamente lo que siente. Insinuar que lo hacemos minimiza su experiencia única.
Empatía respetuosa: cómo apoyar sin invadir
La verdadera empatía no implica asumir el dolor del otro, sino estar presentes de manera respetuosa y solidaria. Aquí algunas maneras de practicarla:
1. Reconocer la singularidad del dolor
Frases como:
- “No puedo imaginar lo que estás sintiendo, pero estoy aquí para ti.”
- “Tu experiencia es única, y estoy aquí para escuchar.”
Estas expresiones reconocen que el dolor del otro es suyo, sin pretender apropiarlo.
2. Escuchar sin interrumpir
El silencio puede ser una herramienta poderosa. Permitir que la persona se exprese sin tratar de “arreglar” su dolor demuestra respeto y valida sus emociones.
3. Ofrecer apoyo práctico y emocional
Preguntas como:
- “¿Cómo puedo ayudarte ahora?”
- “¿Hay alguien a quien quieras llamar?”
Muestran disposición a apoyar de manera concreta, sin imponer soluciones.
4. Evitar frases hechas
Evita respuestas como:
- “Todo pasa por algo.”
- “Sé fuerte, pronto te sentirás mejor.”
Estas frases, aunque bienintencionadas, pueden trivializar el dolor y hacer que la persona se sienta incomprendida.
Por qué la empatía invasiva es contraproducente
Al asumir que sentimos lo mismo que la otra persona, perjudicamos más en lugar de ayudar debido a que:
- Invalidamos su experiencia: Su dolor se convierte en algo compartido, cuando en realidad es único.
- Desviamos el foco: En lugar de centrarnos en sus necesidades, nos centramos en nuestra supuesta capacidad de empatizar.
- Perpetuamos el aislamiento: Al no sentirnos realmente comprendidos, las personas pueden retraerse aún más.
La empatía como acompañamiento, no como apropiación
La empatía real no es ocupar el lugar de la otra persona, sino caminar a su lado. Es escuchar con atención, ofrecer apoyo práctico y estar presentes sin juicio ni prisa.
Un enfoque más saludable
- Reconocer que el dolor de cada persona es único.
- Estar disponibles para ayudar sin imponer soluciones.
- Permitir que la persona exprese sus emociones libremente.
La empatía como respeto mutuo
Ser empáticos no significa sentir lo mismo que el otro, sino respetar su experiencia y ofrecer apoyo desde un lugar de humildad y solidaridad. Al practicar una empatía real y no invasiva, creamos espacios seguros donde las personas puedan procesar sus emociones y encontrar fortaleza en su propio tiempo y términos.
¡Únete a nuestro canal de Telegram! Las noticias más relevantes del día directamente en tu dispositivo móvil.
TE PODRÍA INTERESAR