El Vaticano se prepara para anunciar la devolución de varias docenas de objetos indígenas a Canadá, en un acto simbólico de reconciliación histórica con las comunidades afectadas por el legado colonial y las políticas de asimilación cultural impulsadas por la Iglesia católica.
Entre los objetos figuran piezas sagradas y de gran valor histórico, como un kayak inuit, cinturones wampum, garrotes de guerra y máscaras ceremoniales, actualmente resguardados en el Museo Anima Mundi, la colección etnográfica del Vaticano. De acuerdo con autoridades tanto del Vaticano como de Canadá, el anuncio oficial podría realizarse en las próximas semanas, con el objetivo de que las piezas regresen a suelo canadiense antes de que finalice el año.
Este gesto se enmarca en el proceso de reconciliación y reconocimiento del papel que jugó la Iglesia en la supresión de las culturas indígenas durante los siglos de colonización y, especialmente, en las escuelas residenciales de Canadá, donde miles de niños fueron separados de sus familias y privados de su identidad cultural.
Un proceso de restitución que busca sanar heridas históricas
Las negociaciones para la restitución de los objetos indígenas se aceleraron tras la histórica visita del papa Francisco a Canadá en 2022, donde ofreció una disculpa pública por los abusos cometidos en las escuelas residenciales administradas por órdenes religiosas católicas. Durante aquel encuentro, los líderes indígenas solicitaron formalmente que las piezas conservadas en Roma fueran devueltas a sus comunidades de origen.
Francisco, al responder a esta petición, se mostró favorable a la devolución de los objetos “caso por caso”, afirmando que “cuando sea necesario hacer un gesto, es mejor hacerlo”.
La Conferencia Canadiense de Obispos Católicos confirmó que ha trabajado estrechamente con grupos indígenas para organizar la repatriación, en coordinación con el Museo Canadiense de Historia, en Gatineau, Quebec. Allí, especialistas y representantes de las comunidades realizarán un proceso de identificación y documentación para determinar con precisión el origen y la procedencia cultural de cada pieza.
Las piezas del Anima Mundi: historia y controversia
Los objetos que serán devueltos forman parte de la colección del Museo Anima Mundi, creada con piezas enviadas desde todo el mundo por misioneros católicos para una exposición celebrada en Roma en 1925, durante el Año Santo proclamado por el papa Pío XI.
Según la versión oficial del Vaticano, las piezas fueron “regalos” ofrecidos al pontífice para mostrar la diversidad cultural y el alcance global de las misiones católicas. No obstante, historiadores y líderes indígenas cuestionan esta narrativa, ya que muchos objetos pudieron haber sido entregados bajo coerción o despojo, en un contexto donde las relaciones de poder eran profundamente desiguales.
En ese periodo, las misiones religiosas desempeñaron un papel crucial en la imposición de políticas de asimilación cultural. La Comisión de la Verdad y Reconciliación de Canadá calificó este proceso como un “genocidio cultural”, señalando que miles de niños indígenas fueron obligados a abandonar sus lenguas y tradiciones en internados gestionados por congregaciones católicas.
Un modelo de devolución basado en la cooperación y el respeto
La devolución de los objetos seguirá un modelo similar al utilizado en 2023, cuando el Vaticano entregó fragmentos del Partenón a la Iglesia Ortodoxa de Grecia como una donación eclesiástica, evitando así el lenguaje diplomático de una restitución entre Estados.
En este caso, la Santa Sede transferirá las piezas a la Conferencia de Obispos Canadienses, con el entendimiento explícito de que los guardianes finales serán las comunidades indígenas. El objetivo es que las piezas sean tratadas como objetos vivos y sagrados, y no como simples artefactos de museo.
La jefa nacional de la Asamblea de las Primeras Naciones, Cindy Woodhouse Nepinak, destacó la importancia espiritual de esta restitución:
“Para las Primeras Naciones, estos artículos no son objetos. Son piezas vivas y sagradas de nuestras culturas y ceremonias y deben ser tratados como los objetos invaluables que son.”
Antes de concretar el traslado, aún deben resolverse problemas logísticos y protocolos culturales, a fin de garantizar que el retorno se realice con respeto y participación directa de las comunidades a las que pertenecen.
Un gesto con profundo valor simbólico
El retorno de los objetos no solo representa una reparación cultural, sino también un reconocimiento moral y espiritual del daño causado por siglos de dominación y evangelización forzada.
Autoridades canadienses señalaron que el proceso busca coincidir con el Jubileo de 2025, un evento religioso que celebra la esperanza y que, simbólicamente, marca también el centenario del Año Santo de 1925, cuando las piezas fueron llevadas a Roma.
Aunque el Vaticano ha evitado conmemorar ampliamente ese aniversario —debido a su carga histórica y controversia—, esta restitución puede redefinir su legado, convirtiendo un episodio de apropiación cultural en un acto de reconciliación y reconocimiento.
La decisión del Vaticano de devolver objetos indígenas a Canadá refleja un cambio significativo en la relación de la Iglesia con los pueblos originarios. Más allá del valor material de las piezas, este gesto representa un paso hacia la sanación de heridas históricas y el reconocimiento del derecho de las comunidades a preservar su identidad cultural.
Si se concreta antes de fin de año, como se prevé, este acto podría convertirse en uno de los gestos más importantes de reconciliación cultural del siglo XXI, reafirmando la importancia de respetar y devolver el patrimonio espiritual a quienes verdaderamente les pertenece.


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