Hace más de una década, José Emilio Pacheco dejó este mundo, pero su obra sigue viva. Sus cuentos, su poesía y su manera de entender México lo han convertido en una figura ineludible de la literatura en español.
Recuerdo un encuentro con él en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Había recibido el Premio Cervantes y, con su sencillez característica, me confesó que leía EL UNIVERSAL y mi columna. Me pidió que no dejara de escribir sobre escritores mexicanos, que era necesario. Ese día entendí algo fundamental: la literatura no solo se escribe, también se defiende.
Por eso, es un placer hablar de la reedición de El principio del placer y otros cuentos, publicado originalmente en 1972 y ahora reeditado por Tusquets Planeta en junio de 2024. Esta colección de relatos confirma lo que muchos ya sabíamos: Pacheco no solo narraba historias, sino que capturaba la esencia de una época, de un país y de sus contradicciones.
Un recorrido por los cuentos de «El principio del placer»
La obra está compuesta por seis relatos que, más de 50 años después, siguen resonando con la misma fuerza.
El cuento que da título al libro es un testimonio sobre el amor adolescente en la década de los 50. Un joven se enamora perdidamente de María Luisa. Hay besos, caricias, secretos y revelaciones, pero también un misterio latente que transforma la historia en algo más que una simple narración romántica.
El segundo relato nos lleva a la vida de dos amigas capicúas, un relato que, sin importar la generación a la que pertenezcas, te hará recordar la intensidad de la adolescencia y sus traiciones.
El tercer cuento es una de las grandes joyas de la colección. En él, un escritor fracasado recibe una llamada de otro escritor fracasado, ahora editor de una revista. Le pide un cuento y recibe La fiesta brava, una historia llena de simbolismo. El pasado que los une tiene nombre y apellido: una mujer que marcó la vida de ambos. ¿Cómo se mantiene ella entre los dos? ¿Qué significa el rechazo del cuento? El final es de esos que se quedan en la memoria.
El cuarto cuento es una historia de un niño prodigio del clavecín, un genio incomprendido que, con el tiempo, descubre que el talento no basta para la felicidad. Aquí, Pacheco nos recuerda que el destino no siempre es generoso con quienes parecen estar destinados a la grandeza.
El quinto cuento toca un tema que resuena dolorosamente en la realidad mexicana: la violencia y la muerte como parte de la historia nacional. Pacheco nos advierte: «En México, siempre que se busca un cadáver, se encuentran muchos otros». No es solo una frase, es un retrato crudo de una verdad persistente.
El sexto y último cuento se acompaña de una canción: La Paloma. Puedes escucharla en la voz de Nana Mouskouri o, si prefieres algo menos clásico, en el dueto con Julio Iglesias. La música y la literatura se entrelazan en una historia que, como el resto del libro, está impregnada de nostalgia y belleza.
Pacheco y su legado en la literatura mexicana
José Emilio Pacheco fue parte de una generación irrepetible. Junto con Sergio Pitol, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska y Fernando del Paso, definió el rumbo de la literatura mexicana en el siglo XX. Cada uno, desde su trinchera, retrató un país lleno de contrastes, de memorias imborrables y de preguntas sin respuesta.
Su estilo, lleno de precisión y sutileza, lo convierte en un autor imprescindible. No hay una palabra de más en su escritura, cada frase tiene un propósito y un peso específico. Leerlo es reencontrarse con la inteligencia, con la ironía y con la capacidad de observar el mundo con un ojo crítico, pero siempre poético.
¿Por qué leer a José Emilio Pacheco hoy?
En un mundo cada vez más caótico, donde la violencia y la polarización parecen ser la norma, regresar a la literatura de Pacheco es un acto de resistencia. Sus historias nos recuerdan que la memoria es fundamental para comprender el presente y que la literatura no solo es un refugio, sino también una herramienta de entendimiento.
Si crees en la posibilidad de la felicidad, si aún confías en que este país puede salvarse del sinsentido, entonces leer El principio del placer te hará sentir en un mundo donde la belleza todavía tiene un lugar.
José Emilio Pacheco sigue aquí, en sus cuentos, en su poesía, en cada lector que se encuentra con sus palabras y descubre que la literatura mexicana tiene un lugar en el mundo porque quienes la han escrito han sido, y seguirán siendo, geniales.
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