¿Qué son los probioticos y por qué son importantes para los niños?
Desde hace más de un siglo, los científicos han estudiado la relación entre la microbiota intestinal y la salud. Los probióticos son microorganismos vivos, como bacterias y levaduras, que ayudan a equilibrar la flora intestinal y refuerzan el sistema inmunológico. En los niños, estos microorganismos desempeñan un papel crucial en la digestión, la absorción de nutrientes y la protección contra infecciones.
La colonización del intestino comienza en el nacimiento y depende de factores como el tipo de parto, la lactancia y la exposición a bacterias ambientales. Sin embargo, situaciones como el uso de antibióticos, infecciones gastrointestinales y una dieta deficiente pueden alterar este equilibrio, lo que hace necesario reforzar la microbiota con probióticos.
Beneficios de los probióticos en la salud infantil
Los probióticos aportan múltiples beneficios a los niños, entre ellos:
- Fortalecimiento del sistema inmunológico: Estimulan la producción de anticuerpos y mejoran la respuesta del organismo ante virus y bacterias.
- Prevención y tratamiento de la diarrea: Especialmente en casos de gastroenteritis viral o diarrea asociada a antibióticos.
- Reducción del cólico del lactante: Algunas cepas de Lactobacillus pueden disminuir la duración y frecuencia del llanto.
- Mejora de la digestión y absorción de nutrientes: Favorecen la descomposición de alimentos y la producción de vitaminas como la K y algunas del grupo B.
- Prevención de alergias y afecciones cutáneas: Ayudan a regular la respuesta inmune y pueden reducir el riesgo de dermatitis atópica y alergias alimentarias.
¿En qué casos se recomienda dar probióticos a los niños?
Si bien los probióticos se encuentran de manera natural en algunos alimentos, existen situaciones en las que su consumo adicional puede ser beneficioso:
1. Después de un tratamiento con antibióticos
Los antibióticos pueden alterar la microbiota intestinal, eliminando bacterias beneficiosas junto con las patógenas. Administrar probióticos ayuda a restaurar el equilibrio y prevenir problemas digestivos como la diarrea.
2. En episodios de gastroenteritis
Las infecciones intestinales pueden causar una pérdida significativa de bacterias saludables. Cepas como Lactobacillus rhamnosus y Saccharomyces boulardii han demostrado reducir la duración de la diarrea en niños.
3. Para fortalecer el sistema inmunológico
El consumo regular de probióticos puede ser útil en niños propensos a infecciones respiratorias o intestinales recurrentes, ya que fortalecen la barrera intestinal y mejoran la respuesta inmune.
4. Para prevenir alergias y mejorar problemas de piel
Estudios sugieren que los probióticos pueden reducir el riesgo de alergias alimentarias y síntomas de dermatitis atópica en niños predispuestos.
5. En casos de síndrome de intestino irritable o estreñimiento
Los probióticos pueden mejorar la motilidad intestinal y aliviar síntomas de inflamación y dolor abdominal en niños con trastornos digestivos funcionales.
Alimentos ricos en probióticos saludables
Existen diversas fuentes naturales de probióticos que pueden incluirse en la dieta infantil:
- Yogur natural: Rico en Lactobacillus y Bifidobacterium.
- Kéfir: Un fermentado lácteo con mayor diversidad de bacterias benéficas.
- Chucrut y kimchi: Alimentos fermentados a base de col.
- Miso y tempeh: Fermentados de soya con beneficios probióticos.
- Encurtidos naturales: Pepinillos y otros vegetales fermentados en salmuera.
Es importante elegir productos sin azúcares añadidos ni conservantes que puedan afectar la eficacia de los probióticos.
Probióticos en suplementos: ¿son necesarios?
Los suplementos de probióticos pueden ser útiles en situaciones específicas, pero siempre deben administrarse bajo la supervisión de un pediatra. Algunas presentaciones comunes incluyen:
- Gotas o jarabes para bebés y niños pequeños.
- Comprimidos o cápsulas para niños mayores.
- Sobres en polvo para mezclar con líquidos o alimentos.
Los probióticos desempeñan un papel fundamental en la salud infantil, contribuyendo a la digestión, el sistema inmunológico y la prevención de enfermedades. Aunque una dieta equilibrada rica en alimentos fermentados es la mejor forma de mantener una microbiota sana, en ciertos casos puede ser recomendable el uso de suplementos probióticos. Consultar con un especialista ayudará a determinar la mejor estrategia para cada niño.
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