Han pasado cinco años desde que el mundo supo por primera vez del COVID-19. El 31 de diciembre de 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recibió los primeros reportes sobre un brote de neumonía viral en Wuhan, China. Lo que parecía un evento local se convirtió rápidamente en una pandemia global que transformó la vida de millones.
Hasta el 10 de noviembre de 2024, se han confirmado más de 776 millones de casos en 234 países y un saldo de 7 millones de muertes, según el último informe de la OMS. Estas cifras reflejan la magnitud de la crisis sanitaria más importante del siglo XXI.
Los años más críticos: 2020-2022
El informe de la OMS señala que los años más mortales fueron 2020, 2021 y 2022, cuando la inmunidad colectiva era baja y las vacunas contra el COVID-19 aún no estaban disponibles de manera generalizada.
Este periodo estuvo marcado por:
- Altas tasas de hospitalización y mortalidad.
- Colapso de sistemas de salud en múltiples países.
- Impactos económicos y sociales sin precedentes.
Con la implementación de campañas masivas de vacunación y una mejor comprensión del virus, las cifras comenzaron a descender, marcando un punto de inflexión en la pandemia.
Vacunación: Una herramienta clave, pero desigual
Hasta finales de 2023, el 67% de la población mundial había completado su esquema de vacunación primaria, y el 32% había recibido al menos una dosis de refuerzo. Sin embargo, la OMS destaca una profunda desigualdad:
- Solo el 5% de las personas en países de ingresos bajos accedieron a dosis de refuerzo.
- Las regiones con menor cobertura enfrentan un mayor riesgo de futuros brotes y variantes.
En 2024, la OMS cambió su enfoque al medir la cobertura anual de vacunación en lugar de la acumulativa, priorizando estrategias para alcanzar a las poblaciones más vulnerables.
El desafío del COVID prolongado
Uno de los aspectos más preocupantes es el COVID prolongado, una condición que afecta al 6% de los infectados sintomáticos. Los síntomas incluyen:
- Fatiga crónica.
- Dificultades respiratorias persistentes.
- Problemas cognitivos y de memoria.
La mayoría de los casos se producen tras infecciones leves, lo que subraya el impacto acumulativo del alto número de contagios a nivel global. La vacunación ha demostrado ser eficaz para reducir el riesgo de desarrollar esta condición.
¿Qué sabemos del COVID-19 hoy?
Actualmente, la incidencia de casos graves ha disminuido considerablemente:
- En los primeros años, el 15% de los casos requerían hospitalización.
- Hoy, solo el 3% necesita atención médica intensiva.
Este cambio se debe a:
- Inmunización masiva.
- Mutaciones menos agresivas, como las variantes ómicron.
- Mejor disponibilidad de tratamientos específicos.
Aun así, el virus sigue siendo una amenaza para poblaciones vulnerables, especialmente aquellas con comorbilidades o acceso limitado a sistemas de salud.
Lecciones aprendidas y el camino hacia el futuro
El análisis de la OMS subraya la importancia de:
- Fortalecer los sistemas sanitarios para futuros desafíos.
- Mantener una vigilancia activa frente a nuevas variantes.
- Promover la equidad en la distribución de vacunas y tratamientos.
A cinco años de su inicio, la pandemia de COVID-19 dejó profundas lecciones sobre la fragilidad y resiliencia de la humanidad. Aunque el mundo ha avanzado, los desafíos continúan, recordándonos que la salud pública debe ser una prioridad global.


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