A diferencia de los adultos, los jóvenes rara vez expresan su dolor con tristeza evidente. En ellos, la depresión puede disfrazarse de mal carácter, aislamiento o rebeldía. La irritabilidad, los cambios abruptos en el sueño o la alimentación, y el bajo rendimiento escolar son algunas de las señales que muchos adultos aún no logran identificar como síntomas de un trastorno emocional.
Impacto post pandemia y el rol de la familia
El aislamiento durante la pandemia dejó huellas profundas. Muchos niños pasaron años clave sin socializar, sin el contacto humano esencial para su desarrollo emocional. Hoy, ese vacío se manifiesta en problemas de salud mental.
La psiquiatra infantojuvenil Silvia Ongini remarca: “Los adolescentes necesitan sentirse seguros para expresar lo que sienten. Si son juzgados o ignorados, se aíslan aún más”. En ese contexto, el rol de padres y docentes es fundamental. El acompañamiento empático puede marcar la diferencia entre una crisis silenciosa y una recuperación a tiempo.
Factores de riesgo que pueden pasar desapercibidos
Los especialistas identifican algunos detonantes frecuentes en los cuadros de depresión adolescente:
- Bullying escolar o virtual
- Violencia familiar o problemas económicos
- Presión por rendimiento académico o imagen corporal
- Falta de límites o acompañamiento adulto
En palabras de la psicóloga Sonia Almada, “los chicos no siempre buscan ayuda con palabras, a veces lo hacen con conductas. Y muchas veces se malinterpretan como rebeldía”.
El peso de las redes sociales en la autoestima juvenil
Hoy, la autoestima de muchos adolescentes depende de su impacto digital. Geraldine Peronace, médica psiquiatra, advierte: “Los likes son el nuevo termómetro del valor personal para los jóvenes”. Instagram, TikTok y otras plataformas generan un ciclo de comparación constante que puede terminar en ansiedad o depresión.
Síntomas clave a observar
Entre los principales signos de alerta están:
- Cambios bruscos en el comportamiento
- Irritabilidad constante
- Trastornos del sueño o alimentación
- Desinterés por actividades favoritas
- Fracaso escolar sin causa aparente
- Aislamiento social
La urgencia de actuar
La OMS señala que uno de cada siete adolescentes tiene un trastorno mental. Además, el suicidio es la tercera causa de muerte en jóvenes entre 15 y 29 años. Si no se tratan, la depresión y la ansiedad limitan la capacidad de aprender, socializar y desarrollarse.
Los expertos coinciden: la clave está en el entorno. Detectar a tiempo, escuchar sin juzgar y acudir a profesionales son los pilares de una respuesta efectiva.
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