Tijuana es el escenario de una notable alineación entre los tres niveles de gobierno. Mientras las fuerzas federales despliegan un masivo operativo de seguridad, la gobernadora Marina del Pilar y el alcalde Ismael Burgueño muestran coordinación en proyectos locales.
Una nueva y poderosa dinámica política y de seguridad está tomando forma en Tijuana. En un hecho poco común, los gobiernos municipal, estatal y federal parecen estar moviéndose en una sincronía casi total, presentando un frente unido para abordar los complejos desafíos de la ciudad fronteriza. Esta alineación estratégica se manifiesta en dos frentes paralelos pero complementarios: un masivo despliegue de seguridad federal y una estrecha colaboración en proyectos de desarrollo local.
Eje 1: La fuerza federal y la seguridad
El componente más visible de esta nueva estrategia es el «Operativo Frontera», que ha traído a miles de elementos del Ejército y la Guardia Nacional a las calles de Tijuana. Este despliegue, ordenado desde el gobierno federal, busca atacar de raíz los problemas de narcotráfico y violencia que han afectado a la ciudad durante años. La intervención federal proporciona el músculo y la fuerza de choque necesarios para las operaciones de alto impacto.
Eje 2: Coordinación Estatal y Municipal para el Desarrollo
Simultáneamente, a nivel local, se observa una estrecha colaboración entre la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Avila Olmeda, y el presidente municipal de Tijuana, Ismael Burgueño Ruiz. Recientemente, ambos mandatarios fueron vistos juntos supervisando obras de rehabilitación de redes de agua potable y alcantarillado en la emblemática Avenida Revolución, un proyecto con una inversión de más de 22 millones de pesos.
Esta imagen de unidad en la gestión de la infraestructura local envía un fuerte mensaje político: mientras el gobierno federal se encarga de la seguridad, los gobiernos estatal y municipal están enfocados y coordinados en mejorar la calidad de vida y el desarrollo económico de la ciudad. La gobernadora ha enfatizado que mantener la estabilidad económica y el crecimiento del empleo formal es una de sus máximas prioridades.
Una Estrategia Integral
La combinación de estos elementos sugiere una estrategia integral y bien pensada:
- Pacificación: El gobierno federal interviene con fuerza para reducir los índices de criminalidad y crear un ambiente más seguro.
- Desarrollo: Los gobiernos estatal y municipal aprovechan ese entorno para impulsar la inversión, mejorar los servicios públicos y fortalecer la economía local.
Esta alineación de los tres niveles de gobierno, todos del mismo color político, crea una oportunidad única para implementar políticas públicas de manera más eficiente y con menos fricciones burocráticas. El éxito de este «frente unido» podría no solo transformar la realidad de Tijuana, sino también servir como modelo de gobernanza coordinada para otras regiones del país que enfrentan desafíos similares.


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