La tarde de ayer, el eco de los motores militares volvió a resonar en Morelia. Bajo un cielo nublado, mil 980 efectivos del Ejército Mexicano y la Guardia Nacional arribaron al estado como parte del Plan Michoacán por la Paz y la Justicia, una estrategia integral diseñada para recuperar el control en las regiones más golpeadas por el crimen organizado.
En la explanada de la 21 Zona Militar, el general Juan Bravo Velázquez dio la bienvenida al contingente y los exhortó a actuar con disciplina, recordando la peligrosidad de las organizaciones delictivas que operan en la región. La escena, aunque solemne, reflejaba un sentimiento compartido: el inicio de una nueva etapa en la lucha por la seguridad en Michoacán.
Operativo Paricutín: más de 10 mil elementos desplegados
Los nuevos refuerzos se suman al Operativo Paricutín, conformado por más de 8 mil agentes ya desplegados en el estado. Con la llegada de estos contingentes, la fuerza operativa total alcanza 10 mil 506 elementos, que patrullarán principalmente Uruapan, Apatzingán y los límites con Guerrero, Jalisco y Colima.
Durante la noche, unidades del Ejército recorrieron la avenida Francisco I. Madero, en el corazón de Morelia, frente a la Catedral, donde la presencia militar fue recibida con una mezcla de indiferencia y esperanza por parte de los ciudadanos.
El dispositivo incluye cinco helicópteros, mil 31 vehículos terrestres artillados, 18 drones y equipo antidrones, además de sistemas especializados para detectar y neutralizar minas explosivas, un recurso cada vez más usado por el crimen organizado en emboscadas rurales.
La Marina refuerza el Pacífico michoacano
Mientras tanto, la Secretaría de Marina se suma con mil 781 elementos, que operarán en la costa y zonas de influencia como Lázaro Cárdenas, Aquila y Coahuayana. Su objetivo: asegurar las rutas marítimas del narcotráfico y blindar los puertos clave del Pacífico.
La Marina desplegará seis buques, ocho helicópteros, cuatro aviones, cinco sistemas aéreos no tripulados y más de 100 vehículos terrestres, lo que convierte este operativo en uno de los más amplios del país en lo que va del año.
Una respuesta tras el asesinato que sacudió al Valle de Apatzingán
El refuerzo militar también responde a hechos recientes. El asesinato de Bernardo Bravo, presidente de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán, ocurrido el 19 de octubre, fue atribuido a César Sepúlveda Arellano, alias “El Botox”, presunto líder del cártel Los Blancos de Troya.
Este crimen reavivó la urgencia de fortalecer la seguridad en la región, donde los grupos delictivos disputan el control de rutas agrícolas y territorios estratégicos. Para muchos pobladores, la llegada de más efectivos representa una luz de esperanza tras años de violencia.
El nuevo desafío: mantener la paz más allá de la fuerza
Aunque los refuerzos militares son una señal clara de acción, los especialistas advierten que la verdadera victoria dependerá de mantener presencia, reconstruir el tejido social y ofrecer alternativas a los jóvenes en riesgo de ser reclutados.
El Plan Michoacán por la Paz y la Justicia no solo busca recuperar el territorio, sino también restituir la confianza ciudadana. El despliegue masivo es apenas el primer paso de una estrategia que promete marcar un antes y un después en la seguridad del estado.


TE PODRÍA INTERESAR