El nombre de Daniel Arizmendi López, conocido como “El Mochaorejas”, volvió a generar inquietud luego de que se informara que una jueza federal lo absolvió del delito de privación ilegal de la libertad en su modalidad de secuestro, ordenando su liberación por ese cargo específico. Sin embargo, el criminal que sembró terror en México durante los años noventa no recuperará su libertad, ya que aún enfrenta condenas vigentes por otros delitos graves.
Su historia está marcada por la violencia extrema y por métodos que dejaron una huella profunda en la memoria colectiva del país.
¿Quién es “El Mochaorejas”?
Daniel Arizmendi López inició su trayectoria delictiva tras un breve paso por la Policía Judicial de Morelos. De acuerdo con registros de la época, esa experiencia le permitió aprender técnicas relacionadas con el robo de vehículos y la evasión de autoridades, conocimientos que más tarde aplicaría en actividades criminales de mayor impacto.
Su incursión en el secuestro ocurrió después de conocer un caso en el que una familia pagó una fuerte suma de dinero para liberar a una persona privada de la libertad. Ese episodio lo llevó a identificar el secuestro como un delito altamente lucrativo.
El primer secuestro
La primera víctima atribuida a “El Mochaorejas” fue un empresario gasolinero. Inicialmente, la banda exigió un rescate de un millón de pesos, aunque la familia terminó pagando alrededor de 350 mil pesos para lograr su liberación.
Con el paso del tiempo, los métodos de la organización se volvieron cada vez más brutales. Arizmendi López comenzó a mutilar a sus víctimas, cortándoles las orejas y enviándolas a sus familiares como prueba de vida y presión para el pago del rescate. Esta práctica le dio el apodo con el que sería conocido a nivel nacional como el “El Mochaorejas”.

Una banda que operó en varios estados
Durante la segunda mitad de la década de 1990, la banda liderada por “El Mochaorejas” operó en al menos siete estados del país. Las autoridades lo señalaron como responsable de aproximadamente 200 secuestros, lo que lo convirtió en uno de los delincuentes más temidos de su tiempo.
El impacto de sus crímenes fue tal que generó cambios en la percepción social del secuestro y en las estrategias de seguridad implementadas por el gobierno federal.
El 17 de agosto de 1998, Daniel Arizmendi López fue detenido en el municipio de Naucalpan, Estado de México, junto con varios integrantes de su banda. Su captura fue considerada un golpe relevante contra el crimen organizado dedicado al secuestro.
Años más tarde, el 22 de agosto de 2003, fue sentenciado a 393 años de prisión por diversos delitos, entre ellos secuestro, delincuencia organizada, homicidio y posesión de armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas.
¿Por qué sigue en prisión pese a la absolución?
Aunque recientemente fue absuelto de uno de los cargos de secuestro, las autoridades confirmaron que Arizmendi López permanece en prisión debido a otras sentencias que siguen firmes. La resolución judicial no implica su liberación total ni el cierre de los procesos penales que pesan en su contra.
Su caso volvió a encender el debate sobre las resoluciones judiciales y el impacto que tienen en figuras criminales que marcaron una época de violencia extrema en México.


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