En un episodio que parece sacado de los archivos más intensos de la política mexicana, Ernesto Zedillo, expresidente de México (1994-2000), rompió su silencio por segunda vez en menos de un año para responder a la presidenta Claudia Sheinbaum. La razón: las críticas de la mandataria por el rescate bancario conocido como Fobaproa, un tema que ha dividido opiniones por más de dos décadas.
Zedillo, acusado de «ser el vocero de la oposición», no sólo defendió su actuar durante la crisis financiera de los 90, sino que también contraatacó, exigiendo que se auditen las grandes obras de Andrés Manuel López Obrador, a las que calificó como “caprichos”.
Fobaproa: el fantasma del pasado que persiste
El Fobaproa, convertido en sinónimo de impunidad financiera para algunos, y en solución pragmática para otros, volvió al centro del debate. Sheinbaum insinuó que Zedillo deberá rendir cuentas por ese episodio. Él respondió con dureza: “Que lo haga, pero sin calumnias ni falsedades”.
El expresidente cuestionó con firmeza cómo reaccionaría Sheinbaum en una crisis semejante. ¿Se atrevería a tomar decisiones impopulares para evitar una debacle económica? ¿O priorizaría la narrativa política sobre la estabilidad del país?
AMLO en el foco: “Simulado retiro con beneficios del erario”
En un giro que parece dirigido no solo a Sheinbaum, sino también al expresidente López Obrador, Zedillo pidió que se haga público el costo de los beneficios que goza AMLO tras dejar el poder. Señaló que mientras él renunció a su pensión presidencial, AMLO vive un retiro con privilegios “a cargo del erario”.
Además, recordó que su pensión proviene de un acuerdo laboral con el Banco de México debido a su participación en el FICORCA, un mecanismo de renegociación de deuda que, según él, generó utilidades para el Estado mexicano.
Obras emblemáticas bajo la lupa: AIFA, Dos Bocas y Tren Maya
Zedillo lanzó un reto directo: auditorías independientes a las obras emblemáticas del sexenio anterior, incluyendo el Aeropuerto Felipe Ángeles, la Refinería de Dos Bocas y el Tren Maya. Argumentó que los mexicanos deben saber cuánto costaron realmente estas obras y cuáles fueron los beneficios sacrificados por seguir “caprichos políticos”.
La acusación no es menor. Se trata de proyectos que han absorbido miles de millones de pesos del presupuesto público. La falta de auditorías ha sido tema constante entre opositores, y con estas declaraciones, Zedillo busca colocarlos de nuevo bajo el microscopio.
Un llamado final: la defensa de la democracia mexicana
Más allá de la defensa personal, Zedillo terminó su carta con un mensaje contundente: su lucha es por la democracia. Recordó que rompió su silencio no por interés personal, sino por lo que considera “la muerte de la democracia mexicana” a manos del gobierno actual y sus reformas judiciales.
Y es que desde el 15 de septiembre del año pasado, Zedillo se ha convertido en un inesperado portavoz de la resistencia institucional frente a Morena. “Hay algo más importante que la comodidad personal: México”, concluyó.
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