Un discurso que sacudió a la Asamblea General
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se presentó ante los 193 países miembros de la ONU en un discurso que duró más de una hora y no dejó indiferente a nadie. Desde el podio de la Asamblea General, afirmó que las naciones “se están yendo al infierno” debido a la migración no controlada y al “engaño” del cambio climático, dos de sus banderas políticas más controvertidas.
Críticas directas a Naciones Unidas
Lejos de un mensaje de cooperación multilateral, Trump señaló que la ONU no había hecho nada para detener las guerras ni los conflictos. Se burló de problemas técnicos en el recinto, recordando que al subir al escenario encontró una escalera mecánica que se detuvo a mitad y un teleprompter que no funcionaba. Con ironía, dijo que lo único que obtuvo de Naciones Unidas fue frustración, y se autoproclamó como el líder que había detenido siete guerras en apenas siete meses de gobierno.
Choque con la visión de unidad global
Antes de Trump, líderes como Antonio Guterres, Annalena Baerbock y Luiz Inácio Lula da Silva habían hecho llamados apasionados a la cooperación internacional para enfrentar el cambio climático, la desigualdad y las guerras en curso. El discurso de Trump, sin embargo, fue un contraste radical: defendió las políticas antimigrantes, la retirada del Acuerdo de París y la mano dura contra grupos armados, incluyendo el bombardeo a lanchas en Venezuela que Lula había criticado como una violación del derecho internacional.
América Latina en el discurso de Trump
El mandatario dedicó pocas palabras a América Latina, pero cada una cargada de polémica. Justificó acciones militares en costas venezolanas, defendió a Jair Bolsonaro y cuestionó la situación de Brasil, a pesar de haber saludado con aparente cordialidad a Lula en los pasillos. Además, se reunió con Javier Milei, presidente de Argentina, y prometió apoyo, aunque descartó un rescate financiero inmediato.
Migración y cambio climático: sus blancos principales
Trump reafirmó su postura contra la migración, acusando a Europa de ser “invadida por extranjeros ilegales” y culpando a la ONU de fomentar esa crisis al apoyar a refugiados. En cuanto al cambio climático, lo tachó de “gran estafa” y advirtió a los países que persistan en las energías verdes que estarán condenados al fracaso. Recordó que su gobierno retiró a Estados Unidos de los Acuerdos de París, reafirmando su apuesta por energías tradicionales.
Política exterior marcada por la confrontación
El discurso incluyó referencias a Medio Oriente y a la guerra en Ucrania. Trump aseguró que su apoyo a Israel en ataques contra Irán había resuelto un conflicto histórico, algo cuestionado por la comunidad internacional. También afirmó que Ucrania, con ayuda europea, podrá recuperar todo el territorio perdido desde 2014, una declaración que sorprendió incluso a sus aliados en la OTAN. Su mensaje, plagado de autoelogios y advertencias, reforzó la visión de Estados Unidos como potencia indispensable, pero bajo sus propias condiciones.
Entre la amenaza y la oferta de alianza
“Vengo aquí para ofrecer la mano del liderazgo y amistad estadunidense”, dijo Trump, aunque dejó claro que esa ayuda exige alinearse con su visión política. Su discurso cerró con una conclusión que sintetizó sus ideas centrales: “la inmigración y el alto costo de la llamada energía verde está destruyendo el mundo. Se necesita fronteras fuertes y fuentes de energía tradicionales para prosperar”.
Una ONU cuestionada y un mundo dividido
El paso de Trump por la Asamblea General dejó un sabor amargo entre quienes esperaban un compromiso hacia el multilateralismo. En lugar de reforzar el papel de Naciones Unidas, cuestionó su relevancia y volvió a exponer las fracturas políticas que atraviesan a la comunidad internacional. Con un tono desafiante y provocador, su intervención será recordada como uno de los momentos más tensos en la historia reciente de la ONU.


TE PODRÍA INTERESAR