En la política mexicana, las transiciones presidenciales suelen estar marcadas por sorpresas inesperadas. A pesar de la cercanía entre Claudia Sheinbaum y su predecesor Andrés Manuel López Obrador, el inicio de su gobierno no está exento de retos imprevistos que reflejan patrones históricos.
Ejemplos como el sexenio de Miguel de la Madrid en 1982, que enfrentó una crisis económica peor de lo esperado tras el mandato de José López Portillo, o Ernesto Zedillo en 1994, quien heredó un sistema financiero colapsado, muestran que incluso las administraciones mejor preparadas descubren «bombas de tiempo» al asumir el poder.
Sheinbaum no es la excepción. La magnitud de los desafíos en temas como violencia, compromisos internacionales y economía sugiere que hay realidades más complejas que lo anticipado durante la transición.
Seguridad: Más allá de los titulares
Los recientes estallidos de violencia en Sinaloa, Acapulco, Chilpancingo y Chiapas han mostrado que el crimen organizado mantiene un control más amplio del que se suponía. Aunque Sheinbaum hereda una estrategia basada en la militarización, los problemas son más profundos:
- Narcotráfico internacional: La reciente solicitud a Joe Biden sobre información del «Mayo» Zambada evidencia que México sigue sin acceso completo a inteligencia crítica.
- Compromisos heredados: Las dinámicas con Estados Unidos en materia de seguridad, como los operativos binacionales, podrían traer sorpresas en la colaboración bilateral.
Compromisos internacionales: Un legado incompleto
López Obrador priorizó relaciones con pocos países, principalmente Estados Unidos y Cuba, dejando una política exterior simplificada. Sin embargo, el impacto de sus decisiones no siempre fue claro:
- Relación con Washington: Es posible que el gobierno estadounidense haya retenido información clave sobre temas de seguridad o comercio, lo que podría afectar las negociaciones actuales.
- Acuerdos bilaterales no públicos: La falta de claridad en compromisos heredados podría representar un reto para la administración de Sheinbaum al establecer su propia agenda internacional.
Economía y fiscalidad: Las verdaderas sorpresas
En el ámbito económico, Sheinbaum enfrenta una serie de desafíos estructurales que han comenzado a emerger:
- Obras insignia con costos inesperados:
- El Tren Maya ha requerido 40 mil millones de pesos adicionales, mientras se especula que el costo total podría alcanzar 50 mil millones de dólares.
- La refinería Dos Bocas, supuestamente terminada, aún demanda 136 mil millones de pesos.
- Proyectos heredados, como el tren interurbano Toluca-Santa Fe, siguen absorbiendo recursos sin claros beneficios económicos.
- Nerviosismo en los mercados:
Las medidas del Plan C y la reciente rebaja en la calificación crediticia de Moody’s generan incertidumbre sobre la estabilidad fiscal del país. - Pemex y su situación crítica:
Aunque los problemas de la paraestatal eran conocidos, la magnitud de sus compromisos financieros y operativos podría ser mayor de lo anticipado.
Un inicio marcado por desafíos internos y externos
Aunque Sheinbaum cuenta con continuidad en el equipo económico, las sorpresas heredadas exigen ajustes inmediatos en la planeación fiscal y en la estrategia de desarrollo. Además, la percepción de un «tiradero» dejado por AMLO podría generar tensiones entre ambos liderazgos, afectando la narrativa de unidad dentro de Morena.
Lecciones de transiciones pasadas
El caso de Sheinbaum refleja lecciones de transiciones anteriores:
- La importancia de la transparencia: Una evaluación más detallada de los proyectos heredados podría evitar sorpresas económicas.
- Construir una narrativa propia: Aunque cercana a AMLO, Sheinbaum necesita desmarcarse de las decisiones menos populares de su predecesor para consolidar su legitimidad.
- Equilibrar compromisos internacionales: Un enfoque más inclusivo en la política exterior puede fortalecer la posición de México en el escenario global.
La administración de Sheinbaum y los retos del legado
El inicio del gobierno de Claudia Sheinbaum está marcado por desafíos que requieren respuestas rápidas y efectivas. Desde la seguridad hasta la economía, pasando por los compromisos internacionales, su capacidad para abordar estas sorpresas definirá su liderazgo y su legado.
La clave será equilibrar la continuidad con una visión renovada que permita a México superar las complejidades heredadas y avanzar hacia un futuro más estable y próspero.
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