Fue el pasado 25 de noviembre cuando México perdió a un símbolo que sin duda marcó un antes y un después en la lucha por los derechos de los animales, estamos hablando de Simón, «el guajolote presidencial». Este ave no solo fue parte de la vida de Andrés Manuel López Obrador, sino que también representó un compromiso por la protección y el bienestar animal. Su historia comenzó en diciembre de 2020, cuando el presidente de México indultó al guajolote tras recibirlo como regalo durante una gira por Oaxaca. El 23 de diciembre, en una histórica «mañanera», Simón fue entregado oficialmente a la activista Elideth Fernández, del Movimiento Ciencia, quien lo llevó al santuario Sicarú, en Morelos, donde vivió hasta su muerte natural.
La figura de Simón fue clave en el impulso a reformas constitucionales relacionadas con los derechos de los animales, un tema que cobró gran relevancia en el gobierno de López Obrador y que ahora sigue siendo un referente en la administración de Claudia Sheinbaum.
El indulto de AMLO y el legado de Simón
El indulto de Simón no fue un acto aislado. Fue parte de un contexto más amplio que incluía la creación de políticas públicas a favor de los animales. Este guajolote, que se convirtió en un símbolo de protección, vivió libre de amenazas y peligros, a diferencia de muchos de sus congéneres en la industria alimentaria. Según Elideth Fernández, el guajolote no fue víctima de la matanza por consumo, sino que vivió en un santuario donde fue cuidado y protegido hasta su muerte.
Durante su tiempo en el santuario, Simón se convirtió en un emblema del cambio de conciencia sobre los derechos de los animales. El santuario Sicarú no solo fue su hogar, sino también un lugar donde la lucha por el bienestar animal encontró un espacio para prosperar. Para muchos, la vida de Simón simboliza la importancia de reconocer la dignidad de todos los seres vivos y la necesidad de cambiar las prácticas humanas que afectan a los animales.
La influencia de Simón en la reforma constitucional
La entrega de Simón a Elideth Fernández en 2020 también coincidió con un proceso legislativo importante: la reforma constitucional en materia de bienestar animal. Esta reforma, que protegió a los animales de prácticas crueles, fue vista por muchos como una victoria para la sociedad civil y un reflejo del compromiso de la administración de López Obrador con la justicia social.
El mismo día en que Elideth Fernández presentó a Simón en la conferencia mañanera, se dio inicio a una etapa crucial en la historia de los derechos de los animales en México. Durante esta reunión, Fernández destacó que, a pesar de las dificultades, Simón logró vivir sin ser objeto de explotación o sacrificio, algo que consideraba una victoria por sí misma.
Simón como símbolo de la conciencia social
La muerte de Simón en noviembre de 2024 dejó una huella imborrable en la sociedad mexicana. Más allá de ser un simple animal, se convirtió en un símbolo de lo que se ha logrado y lo que aún falta por hacer en la protección de los animales. La activista Elideth Fernández expresó que, aunque la partida de Simón fue dolorosa, le consuela saber que su vida no fue en vano, ya que contribuyó a un cambio de paradigma en el trato hacia los seres vivos.
Simón, con su historia de indulto y vida digna, se mantiene vivo en la memoria colectiva como un referente de la empatía y la justicia social. Además, su legado resuena en la reforma constitucional en materia de bienestar animal, la cual sigue siendo un tema de discusión en el Congreso y una prioridad para muchas organizaciones de derechos de los animales.
El legado de Simón en la actual administración
La muerte de Simón, aunque triste, también sirvió como recordatorio de que el camino recorrido por la administración de AMLO en cuanto a la protección de los derechos animales no se detiene. Con Claudia Sheinbaum al frente, la lucha por los derechos de los animales sigue siendo una prioridad. La figura de Simón continúa inspirando a activistas y a la sociedad mexicana a seguir trabajando por un México más justo para todos sus habitantes, humanos y no humanos.
Este legado se ve reflejado en las políticas públicas actuales, que buscan continuar el trabajo iniciado por López Obrador en cuanto a la reforma constitucional para la protección animal. Elideth Fernández y otros activistas continúan luchando para garantizar que los derechos de los animales sean respetados y protegidos.
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