Desde Colima, Luisa María Alcalde, presidenta nacional de Morena, sorprendió al declarar que su partido está dispuesto a reducir el financiamiento público que recibe, como parte de la reforma electoral que impulsará el nuevo gobierno. La propuesta rompe con la lógica tradicional de los partidos políticos, que históricamente han evitado perder prerrogativas, y abre el debate sobre el uso de los recursos públicos en la democracia mexicana.
El partido con más recursos propone recortarlos
En 2025, Morena fue el partido que recibió más dinero del erario para sus actividades ordinarias: 2 mil 486 millones de pesos, en un año sin elecciones federales. Aun así, su dirigencia plantea que esa cifra debe reducirse en favor de una transformación más profunda del sistema electoral.
“¿No se están dando un balazo en el pie?”, me preguntaron —relató Alcalde—. “Pero no se trata de proteger privilegios. Nosotros mismos hemos dicho que se destinan muchos recursos a los partidos, empezando por nosotros”.
Estas palabras, más que un posicionamiento interno, envían un mensaje político claro: Morena quiere abanderar una nueva etapa en la vida democrática del país, donde la austeridad llegue también al sistema de partidos.
Una reforma con participación ciudadana
Alcalde también anunció la creación de una comisión dentro de Morena para recoger las inquietudes y propuestas de la militancia respecto a la reforma electoral. El objetivo: abrir un debate amplio y transparente, no sólo con los partidos, sino con la sociedad civil.
“La idea es tener una discusión abierta. Preguntarnos qué tipo de democracia queremos, cómo fortalecerla, cómo hacerla más representativa”, explicó.
El debate sobre los plurinominales
Uno de los temas que Morena pondrá sobre la mesa será el de los legisladores plurinominales, figuras frecuentemente criticadas por llegar al Congreso sin haber sido votadas directamente por la ciudadanía.
“Hay que replantear si es justo que haya representantes que no fueron elegidos en las urnas, sino designados por listas. Eso genera descontento”, comentó la dirigente morenista.
¿Reforma o mensaje político?
La declaración de Morena no solo tiene implicaciones técnicas, sino también simbólicas. El partido busca consolidar su narrativa de transformación, incluso a costa de perder privilegios que por años fueron intocables. Esto podría obligar a otras fuerzas políticas a posicionarse, y eventualmente, a negociar una reforma que toque intereses sensibles.
En un contexto donde la confianza en las instituciones está en juego, abrir la discusión sobre cómo se distribuye el dinero público en política podría fortalecer la credibilidad del sistema.


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