La tómbola judicial: el futuro incierto del sistema de justicia en México
La palabra “tómbola” evoca imágenes de ferias, premios y diversión. Sin embargo, cuando el azar se aplica a la selección de jueces, magistrados y ministros, como propone la reciente reforma judicial en México, el término adquiere un matiz inquietante.
En un sistema donde la justicia debe ser el resultado de preparación, vocación y honorabilidad, el azar parece un invitado incómodo. Y es que esta medida, defendida por el actual gobierno como una democratización de los procesos judiciales, podría tener consecuencias profundas para la independencia y funcionalidad del Poder Judicial.
Una reforma que divide opiniones
La reforma constitucional, aprobada por el Senado, propone que algunos cargos judiciales sean seleccionados mediante sorteos. Este esquema, inspirado en el sistema judicial de Bolivia, elimina criterios tradicionales como experiencia, mérito y evaluación técnica, para abrir paso a lo aleatorio.
Morena, el partido en el poder, ya utiliza la tómbola en sus procesos internos para designar candidaturas a cargos de elección popular. Sin embargo, muchos cuestionan la eficacia de trasladar esta práctica al sistema judicial, argumentando que la profesionalización es indispensable en un ámbito tan delicado como la impartición de justicia.
Los riesgos de un Poder Judicial debilitado
Implementar la tómbola en la selección de jueces plantea riesgos significativos:
- Pérdida de independencia: El azar podría facilitar la llegada de perfiles alineados con intereses políticos o económicos, debilitando los contrapesos institucionales.
- Infiltración del crimen organizado: La elección por voto popular, combinada con la tómbola, podría abrir la puerta al financiamiento ilícito en campañas judiciales.
- Desconfianza ciudadana: Sin un proceso riguroso, se podría erosionar la confianza en el sistema de justicia.
- Centralización del poder: Esta reforma, sumada a otras como la reducción de representantes proporcionales, consolida un modelo de partido hegemónico.
Un calendario establecido, un futuro incierto
Según el calendario legislativo, los primeros jueces y magistrados seleccionados por este sistema tomarán protesta en septiembre de 2025. Este cambio no solo afecta el ámbito federal, sino también el estatal, estableciendo una nueva relación entre los poderes públicos.
Para algunos, este modelo representa un paso hacia un régimen más centralizado, donde la autonomía de los poderes es cuestionable. Este diseño, calificado por analistas como un movimiento hacia una “dictablanda”, podría reducir las libertades públicas en un contexto de creciente violencia y control militarizado en varias regiones del país.
La tómbola y el crimen organizado: una amenaza latente
Una de las mayores preocupaciones es que la participación del crimen organizado en elecciones judiciales sea una realidad. Durante décadas, los cárteles han influido en elecciones políticas. Si logran extender su poder al sistema judicial, el impacto sería devastador:
- Jueces a su servicio: Decisiones judiciales que favorezcan intereses ilícitos.
- Impunidad: Procesos manipulados para proteger a actores del crimen organizado.
- Desconfianza en la justicia: Una ciudadanía que no puede confiar en los tribunales para garantizar derechos y seguridad.
El debate sobre la reforma: voces encontradas
Los defensores de la reforma argumentan que democratizar el acceso a cargos judiciales garantiza pluralidad y elimina viejas prácticas elitistas. Sin embargo, los críticos señalan que este modelo puede trivializar la justicia, convirtiéndola en un instrumento más del poder político.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha defendido la medida como parte de un cambio de régimen necesario para desmantelar las estructuras del viejo PRI. No obstante, expertos advierten que este cambio no reconstruye la democracia, sino que concentra poder en un partido político dominante, debilitando los contrapesos institucionales.
¿Hacia dónde va México?
Con la entrada en vigor de la tómbola judicial, México podría enfrentar uno de los mayores desafíos para su sistema democrático en décadas. La ausencia de contrapesos y la consolidación de un modelo político hegemónico dejan al país en una encrucijada:
- ¿Se logrará construir un sistema judicial justo y funcional?
- ¿O se consolidará un régimen donde el azar y los intereses políticos definan la impartición de justicia?
Solo el tiempo dirá si este experimento judicial será recordado como un paso hacia la democratización o como una peligrosa deriva hacia el autoritarismo.
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