Honduras elevó este viernes una denuncia formal ante diversos organismos internacionales para acusar al gobierno de Estados Unidos de injerencia directa en las elecciones presidenciales, un proceso marcado por la polarización política, retrasos en el conteo y acusaciones cruzadas de fraude. La administración de la presidenta saliente Xiomara Castro sostiene que las acciones del gobierno encabezado por Donald Trump vulneraron la soberanía nacional y condicionaron la voluntad popular en uno de los comicios más disputados de la historia reciente del país.

Notas oficiales ante la ONU, OEA y CELAC
La cancillería hondureña informó que, por instrucción directa de la presidenta Castro, se enviaron Notas Oficiales a múltiples instancias internacionales para denunciar lo que consideran una interferencia indebida en el proceso electoral. Entre los destinatarios se encuentran el secretario general de la ONU, António Guterres; el secretario general de la OEA, Albert Ramdin; el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk; así como autoridades de CELAC, la AEC y gobiernos aliados de la región.
El vicecanciller Gerardo Torres Zelaya explicó que las misivas detallan no solo la presunta injerencia política de Washington, sino también la coacción a la población, atribuida a amenazas de grupos criminales, y el fracaso del sistema de transmisión de resultados, factores que, según el Ejecutivo, comprometen la legitimidad del proceso.
Acusaciones directas contra Donald Trump
La presidenta Xiomara Castro fue más allá al señalar públicamente que el presidente estadounidense Donald Trump violó “el principio más sagrado” de la Constitución hondureña: que la soberanía reside exclusivamente en el pueblo. La mandataria afirmó que el respaldo explícito de Trump al candidato del Partido Nacional, Nasry Asfura, y las advertencias sobre posibles consecuencias para Honduras si ganaba el Partido Libre, constituyen una forma de presión política inaceptable.
Desde el oficialismo, estas acciones son calificadas como un “golpe electoral”, una expresión que resume la percepción de que factores externos influyeron decisivamente en el rumbo de las elecciones presidenciales.
Elecciones reñidas y resultados inconclusos
Más de una semana después de la jornada electoral, el escrutinio oficial aún no ha concluido, lo que ha incrementado la tensión política y social. Los datos preliminares sitúan a Nasry Asfura como el candidato más votado, con 40.53 %, seguido muy de cerca por Salvador Nasralla, con 39.1 %. En tercer lugar aparece la candidata oficialista, con 19.30 % de los apoyos.
La estrecha diferencia entre los dos primeros lugares ha alimentado denuncias de fraude electoral, particularmente por parte de Nasralla, quien acusa un “robo” de votos mientras continúa el conteo. Este escenario ha reforzado el discurso del gobierno saliente sobre la necesidad de observación internacional y pronunciamientos multilaterales.
El papel de los organismos internacionales
Al llevar el caso ante la ONU, la OEA y la CELAC, Honduras busca no solo respaldo diplomático, sino también legitimidad internacional para cuestionar el proceso. La estrategia apunta a que estos organismos evalúen si hubo violaciones a principios democráticos fundamentales, como la no intervención, la autodeterminación de los pueblos y la transparencia electoral.
Históricamente, la región centroamericana ha sido sensible a cualquier señal de injerencia externa, especialmente desde Washington. Por ello, el caso hondureño podría reabrir el debate sobre el rol de Estados Unidos en los procesos democráticos latinoamericanos, en un contexto geopolítico cada vez más polarizado.
Impacto político y escenario futuro para Honduras
La denuncia de Honduras ante instancias multilaterales podría tener consecuencias diplomáticas si se demuestra que existieron presiones indebidas. Al mismo tiempo, el prolongado conteo y las acusaciones de fraude elevan el riesgo de inestabilidad política interna, con posibles movilizaciones sociales y disputas legales en torno a los resultados finales.
Para el gobierno de Xiomara Castro, esta ofensiva diplomática representa un intento por defender la soberanía nacional y dejar un precedente frente a futuras elecciones. Para la oposición, el desenlace del escrutinio será clave para definir la legitimidad del próximo gobierno y la gobernabilidad del país.

La decisión de Honduras de denunciar ante la comunidad internacional la presunta injerencia de Estados Unidos en sus elecciones presidenciales marca un punto de inflexión en la relación bilateral y coloca al país en el centro del debate regional sobre democracia y soberanía. Mientras el conteo de votos sigue abierto y las tensiones políticas crecen, el papel de los organismos internacionales será determinante para esclarecer los hechos y evitar que la crisis electoral derive en una mayor polarización institucional.


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