¿Qué significa justicia en un país donde reina la impunidad?
En el corazón de nuestras dinámicas culturales late un dilema complejo: la justicia parece más un instrumento de opresión que una garantía de equidad. La evaluación moral de los individuos y las instituciones muchas veces se decide en función del poder, el dinero y la narrativa oficial, más que en los méritos de su conducta.
Este fenómeno se alimenta de una percepción profundamente arraigada en nuestra sociedad: el éxito se mide por las credenciales, la riqueza y los aplausos. Mientras tanto, los verdaderos valores como el mérito y la justicia quedan relegados a un segundo plano.
La historia y el presente: la repetición de patrones
Un repaso a nuestro pasado nos muestra cómo estas dinámicas han moldeado la percepción pública. La narrativa oficial suele glorificar a ciertos líderes mientras silencia a las víctimas de sus decisiones.
El presente, desafortunadamente, no dista mucho. Casos recientes ilustran cómo aquellos con poder disfrutan de privilegios como la presunción de inocencia, mientras que las clases vulnerables enfrentan un sistema punitivo que las aplasta sin oportunidad de defensa.
- Plagios sin consecuencia: Desde funcionarios públicos hasta figuras académicas, los plagios de tesis y fraudes académicos son ignorados o, en el mejor de los casos, minimizados.
- Enriquecimiento bajo la bandera del activismo: Los llamados defensores de derechos humanos que han utilizado las causas sociales como trampolín político terminan traicionando a las mismas comunidades que dicen proteger.
La prisión preventiva: un reflejo de la desigualdad en la justicia
Uno de los temas más controversiales en la actualidad es el uso de la prisión preventiva como herramienta judicial. Aunque en el discurso oficial se promueve como una medida contra «los verdaderos delincuentes», la realidad es otra.
- Los poderosos: Políticos, empresarios y figuras públicas escapan de esta medida gracias a su influencia y conexiones.
- Las clases vulnerables: Para ellos, la prisión preventiva significa pasar meses, incluso años, en la cárcel sin juicio. No son delincuentes, pero sí víctimas de un sistema que los presume culpables antes de probar su inocencia.
La justicia como espectáculo político
Los ejemplos de abuso de poder y manipulación de la justicia abundan:
- El rescate interrumpido por la política: Un presidente que detiene las labores de emergencia para «dar el pésame» a las víctimas y usar la tragedia como acto político.
- El encarcelamiento de inocentes: Casos emblemáticos muestran cómo las autoridades encarcelan a ciudadanos sin pruebas sólidas, mientras los verdaderos culpables quedan impunes.
- El espectáculo de las vallas: Las imágenes de edificios gubernamentales rodeados de vallas y soldados son un testimonio visual de un gobierno que teme a su propio pueblo.
¿Hacia dónde vamos? Una llamada a la acción
México necesita un replanteamiento profundo de su sistema de justicia. Esto implica:
- Fortalecer el estado de derecho: Asegurar que las leyes se apliquen de manera equitativa para todos, sin importar el nivel socioeconómico.
- Eliminar la prisión preventiva para los más vulnerables: Adoptar políticas que protejan la presunción de inocencia como un derecho universal.
- Rendición de cuentas: Implementar mecanismos efectivos para que los funcionarios públicos enfrenten consecuencias reales por sus actos.
La justicia no debe ser solo un ideal inalcanzable. Debe convertirse en una realidad que transforme el futuro de nuestro país.
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