Morena, Díaz Polanco y el “socialismo del siglo XXI”
En el corazón de la Ciudad de México, Morena ha dado un giro ideológico que despierta preocupaciones sobre el futuro del país y su relación con Estados Unidos. Héctor Díaz Polanco, recién nombrado líder del partido en la capital, ha dejado claro su entusiasmo por el modelo chavista y su visión de integrar a México en la llamada “Revolución Bolivariana”.
Pero ¿qué significa esta postura para el México que conocemos? Y, más importante aún, ¿cómo afectará nuestras relaciones internacionales y nuestro lugar en el mapa geopolítico?
“Revolución Bolivariana”: ¿un modelo para México?
Díaz Polanco no oculta su admiración por el chavismo y lo ha expresado abiertamente en entrevistas y conferencias. Para él, Venezuela representa un ejemplo de resistencia frente al “imperio” y una lección política de organización y elecciones. Sin embargo, este respaldo al régimen venezolano plantea serias dudas sobre la dirección que Morena, el partido en el poder, quiere imprimir en México.
“La integración de México en la Revolución Bolivariana” no es una frase casual; es una declaración de intenciones que podría distanciar al país de las democracias liberales de Occidente.
¿Puede México alinearse con Estados Unidos bajo esta visión?
La relación México-Estados Unidos es una de las más complejas y significativas del continente. La integración económica, el flujo migratorio y la seguridad regional son pilares de esta relación. Sin embargo, las posturas ideológicas como las de Díaz Polanco y otros líderes de Morena complican este panorama.
Donald Trump, quien está a punto de regresar a la Casa Blanca, y figuras como el senador Marco Rubio ya han señalado a México como un “socio incómodo” por sus simpatías hacia regímenes como el de Nicolás Maduro. ¿Qué implicaciones tendrá esto en temas como el T-MEC o las políticas migratorias.
Lecciones desde Venezuela: ¿un ejemplo o una advertencia?
El modelo chavista que Díaz Polanco defiende ha llevado a Venezuela a una profunda crisis económica y humanitaria. Las cifras son alarmantes:
- Más de 7 millones de venezolanos han emigrado desde 2015.
- La inflación supera el 300%.
- El sistema político está marcado por denuncias de fraude electoral y represión.
A pesar de esto, Díaz Polanco elogia el sistema electoral venezolano como “invulnerable” y “digno de estudio”. Pero, ¿puede México realmente beneficiarse de una visión política que ha provocado tanto daño en su país de origen?
La diplomacia mexicana: entre silencio y contradicciones
El gobierno de AMLO ha intentado mantener una postura ambigua respecto a Venezuela. Su silencio tras el cuestionado triunfo de Maduro en 2018 fue interpretado como un respaldo tácito al régimen, mientras otros líderes latinoamericanos como Lula da Silva y Gustavo Petro exigieron transparencia en los resultados.
Sheinbaum, ahora presidenta, enfrenta un reto aún mayor. Con Trump y un Congreso estadounidense cada vez más crítico hacia México, la diplomacia requerirá más que neutralidad; demandará claridad en los valores y objetivos del país.
Impacto en la relación México-Estados Unidos
La visión chavista defendida por líderes de Morena es incompatible con los intereses de Estados Unidos en la región. Los sectores económicos y políticos estadounidenses ya ven con preocupación el rumbo ideológico de México.
De consolidarse esta postura:
- El T-MEC podría enfrentar tensiones adicionales. Las cláusulas del tratado exigen el respeto al libre mercado y las instituciones independientes, aspectos en riesgo bajo un modelo chavista.
- La inversión extranjera podría reducirse. Los mercados internacionales prefieren estabilidad y certidumbre, elementos que el chavismo no garantiza.
- La cooperación en seguridad se complicaría. Washington no cederá en su lucha contra el narcotráfico y el tráfico de fentanilo, pero podría usar políticas más agresivas ante un México menos colaborativo.
¿Hacia dónde vamos?
Las palabras y acciones de Díaz Polanco son un recordatorio del rumbo ideológico que algunos sectores de Morena quieren tomar. Sin embargo, la realidad económica, social y política de México demanda pragmatismo, no alineamientos ideológicos que podrían aislar al país en la región.
La pregunta no es solo si México puede emular a Venezuela, sino si los mexicanos están dispuestos a pagar el precio que esto implicaría.
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