En un giro inesperado de los eventos, el gobierno de Claudia Sheinbaum decidió posponer la ejecución de su denominado «Plan B» luego de que Estados Unidos aceptara suspender temporalmente el aumento de aranceles a los productos mexicanos. Este plan, que había sido propuesto por la administración mexicana en respuesta a la disputa comercial con Washington, contemplaba medidas tanto arancelarias como no arancelarias. Sin embargo, tras un acuerdo diplomático alcanzado en una conversación telefónica entre Sheinbaum y Trump, la presidenta de México optó por «guardar» este plan por el momento.
Este artículo explora cómo se gestó este acuerdo, las implicaciones de la suspensión temporal de los aranceles, y lo que significa para el futuro de las relaciones comerciales entre México y Estados Unidos.
El “Plan B” de México: ¿Qué implicaba?
El “Plan B” fue una medida que México diseñó en caso de que las negociaciones con Estados Unidos no dieran frutos. Ante el aumento de los aranceles del 25% anunciados por el presidente Donald Trump a los productos mexicanos, Sheinbaum instruyó al secretario de Economía, Marcelo Ebrard, para que comenzara a preparar esta estrategia alternativa. Se trataba de un plan con “medidas arancelarias y no arancelarias” que buscaban mitigar el impacto de los aranceles en la economía mexicana.
Aunque los detalles del plan eran escasos, algunos expertos señalaron que este incluiría una serie de contramedidas, como la imposición de tarifas a productos estadounidenses o incluso restricciones al comercio en ciertos sectores. El “Plan B” era visto como una respuesta contundente ante la decisión de Trump de aumentar los aranceles sin previo aviso, lo que desató temores de una guerra comercial que podría afectar gravemente la economía de México.
La llamada con Trump y la suspensión temporal de los aranceles
El 3 de febrero de 2025, el presidente Donald Trump y la presidenta Claudia Sheinbaum mantuvieron una llamada telefónica en la que acordaron suspender temporalmente los aranceles del 25% a los productos mexicanos. Este acuerdo representó un respiro tanto para la economía mexicana como para las industrias afectadas en Estados Unidos.
La noticia fue bien recibida por las autoridades mexicanas, quienes vieron en esta decisión un paso hacia la desescalada de la tensión comercial entre ambos países. Tras la llamada, Sheinbaum anunció en “La Mañanera del Pueblo” que el “Plan B” quedaba pospuesto, ya que la suspensión temporal de los aranceles hacía innecesaria su ejecución por el momento.
La presidenta destacó que, aunque el “Plan B” había sido preparado en caso de que las negociaciones con Estados Unidos no avanzaran, las circunstancias cambiaron gracias al acuerdo alcanzado con Trump. Además, Sheinbaum subrayó que la suspensión de los aranceles sería efectiva durante un mes, lo que daría tiempo a ambas naciones para continuar el diálogo y explorar soluciones conjuntas en otras áreas, como la seguridad y el comercio.
Las nuevas mesas de trabajo: seguridad, comercio y migración
El acuerdo no solo se limitó a la suspensión de los aranceles. Durante la llamada, ambos gobiernos acordaron abrir nuevas mesas de trabajo en áreas clave como la seguridad, el comercio y la migración. Estos temas han sido puntos de fricción durante años, y la decisión de abordar estos asuntos de manera conjunta subraya el compromiso de México y Estados Unidos por encontrar soluciones cooperativas.
Uno de los acuerdos más significativos fue el refuerzo de la seguridad en la frontera norte de México. Sheinbaum anunció que México desplegaría 10,000 elementos de la Guardia Nacional en la frontera para frenar el tráfico de drogas, especialmente el fentanilo, que ha sido un tema crítico en la agenda de seguridad bilateral. Por su parte, Estados Unidos se comprometió a trabajar más estrechamente con México para evitar el tráfico de armas de alto poder hacia el país, una de las principales preocupaciones de las autoridades mexicanas.
Estas medidas reflejan un enfoque colaborativo en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico, dos problemas que afectan gravemente a ambos países.
¿Qué significa la suspensión temporal de los aranceles para México y Estados Unidos?
La suspensión temporal de los aranceles representa un alivio tanto para los consumidores estadounidenses como para las empresas mexicanas. En los últimos meses, los aranceles impuestos por Trump habían afectado una amplia gama de productos mexicanos, desde alimentos y bebidas hasta bienes manufacturados. La pausa en los aranceles evita que estos costos adicionales sean trasladados a los consumidores, lo que podría haber elevado los precios de productos populares como la cerveza, los aguacates y otros productos agrícolas.
Para México, esta suspensión temporal brinda la oportunidad de reevaluar las opciones de respuesta y continuar negociando de manera más equitativa con Estados Unidos. Aunque el “Plan B” se ha pospuesto, las autoridades mexicanas siguen dispuestas a tomar medidas si las condiciones comerciales se deterioran nuevamente.
El futuro de las relaciones México-Estados Unidos: un camino incierto
Aunque la suspensión de los aranceles es una victoria temporal para las relaciones México-Estados Unidos, la situación sigue siendo incierta. Los acuerdos alcanzados en la llamada entre Sheinbaum y Trump no resuelven de manera definitiva las tensiones comerciales y de seguridad entre ambos países, pero sí abren la puerta a un diálogo más constructivo.
El futuro dependerá de cómo ambos gobiernos manejen temas clave como el comercio, la seguridad y la migración. La apertura de nuevas mesas de trabajo es un paso importante, pero aún quedan muchos desafíos por resolver. En este sentido, la diplomacia y la cooperación serán esenciales para mantener la estabilidad en la relación bilateral.
Un respiro temporal pero un futuro incierto
La decisión de posponer el “Plan B” y suspender temporalmente los aranceles marca un respiro para las economías de México y Estados Unidos. Sin embargo, el acuerdo no es definitivo, y las relaciones comerciales y diplomáticas seguirán siendo complejas. Con nuevas mesas de trabajo y la cooperación en temas de seguridad y comercio, ambos países tienen la oportunidad de construir una relación más sólida, aunque la incertidumbre persiste. Los próximos meses serán cruciales para determinar si esta pausa en los aranceles se traduce en un cambio duradero en las políticas comerciales y de seguridad entre ambas naciones.
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