En una reciente conferencia de prensa, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, expresó su enérgica desaprobación hacia el operativo «Rápido y Furioso», implementado durante el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012). Este operativo, ejecutado por la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) de Estados Unidos, permitió la venta de armas de alto calibre a compradores sospechosos, con la intención de rastrear su destino final y desmantelar organizaciones criminales. Sin embargo, las armas se utilizaron en actos delictivos, incluyendo homicidios de agentes de la ley en ambos países.
El Operativo «Rápido y Furioso»
El operativo «Rápido y Furioso» se llevó a cabo entre 2006 y 2011, con el objetivo de rastrear el tráfico de armas hacia México y desmantelar cárteles de la droga. Se permitió la venta de aproximadamente 2,500 armas a compradores sospechosos, con la esperanza de seguir su rastro hasta los líderes del crimen organizado. Sin embargo, la estrategia resultó en un fracaso, ya que muchas de las armas fueron utilizadas en actividades delictivas, incluyendo homicidios de agentes de la ley en ambos países.
Críticas de Claudia Sheinbaum
La presidenta Sheinbaum calificó el operativo como «una barbaridad», cuestionando la lógica detrás de permitir la venta de armas a grupos delictivos con la esperanza de rastrear su uso. Además, destacó la preocupación de que armas de uso exclusivo de Estados Unidos, como lanzagranadas, fueran incautadas en México y utilizadas por organizaciones criminales.
Impacto en la Relación México-Estados Unidos
La crítica de Sheinbaum resalta las tensiones históricas entre México y Estados Unidos en materia de seguridad y tráfico de armas. El operativo «Rápido y Furioso» ha sido un punto de fricción, con México exigiendo explicaciones y medidas para evitar que armas de alto poder lleguen a manos de delincuentes en territorio mexicano.
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