El 25N volvió a colocarse en el centro de la conversación nacional antes incluso de que amaneciera el Zócalo capitalino. Desde muy temprano, enormes vallas metálicas rodeaban Palacio Nacional, la Suprema Corte y la Catedral Metropolitana; un paisaje que, año con año, anuncia tanto la fuerza de las colectivas feministas como la tensión que acompaña esta fecha. Y fue precisamente en ese contexto donde la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo lanzó un mensaje directo: que la manifestación por el 25N sea pacífica.
La mandataria apareció en la mañanera con el tono firme que utiliza cuando quiere marcar una línea clara. Hablar del 25N no es un gesto simbólico para su gobierno: es una oportunidad para presentar resultados, anunciar estrategias y, quizá, mostrar cómo se concibe la relación entre el Estado y las mujeres que exigen justicia.
El 25N y el llamado a la paz: Sheinbaum pide una manifestación sin violencia
Con la mirada puesta en las colectivas feministas que han convocado a movilizarse este 25 de noviembre, Sheinbaum pidió —sin rodeos— que las expresiones sean “de manera pacífica”. No obstante, también dejó claro que, detrás de ese mensaje, hay un trabajo institucional que su administración quiere mostrar.
“Se van a presentar modificaciones legales para sancionar el abuso y el acoso; además, hay una campaña nacional para decir que eso está mal y que es delito”, afirmó.
Aunque el Zócalo estuviera envuelto en vallas, el discurso gubernamental intentó dar protagonismo al anuncio del programa de protección y prevención para mujeres que será presentado este martes.
A la mitad del discurso oficial, el 25N volvió a ser eje central. La presidenta subrayó que no basta con ser la primera mujer en la silla presidencial:
“No se trata sólo de eso, sino de proteger a las mujeres y apoyarlas”.
Centros Libres, Tejedoras de la Patria y una estrategia nacional
Como parte de la narrativa gubernamental, Sheinbaum explicó que mañana estará presente la titular de la Secretaría de las Mujeres, Citlalli Hernández, quien presentará la estrategia nacional para prevención, atención y protección ante la violencia de género.
El proyecto forma parte de un entramado más amplio que incluye:
- La creación de Centros Libres, espacios de apoyo y acompañamiento, con el plan de instalar uno por cada municipio del país.
- La integración del programa Tejedoras de la Patria, enfocado en fortalecer la autonomía, educación y seguridad de mujeres y niñas en las comunidades.
De fondo, permanece la tensión entre los discursos oficiales y las demandas de las colectivas. El Estado habla de reformas, campañas y centros de atención; las mujeres que marcharán el 25N, por su parte, hablarán de casos sin justicia, de violencias cotidianas y de heridas que todavía no cierran.
Un Zócalo enrejado y un país expectante
Las vallas metálicas —que cada año se vuelven protagonistas involuntarias del 25N— llegaron antes que las manifestantes. Para unas, son un símbolo del miedo del Estado; para otras, una medida preventiva necesaria para evitar daños al patrimonio y proteger a terceros. Pero para todas, las vallas son un recordatorio de que la relación entre el gobierno y el movimiento feminista es compleja, tensa y profundamente política.
Mientras tanto, Sheinbaum insistió en su mensaje: “Que se manifiesten de manera pacífica”. Lo dijo como presidenta, pero también como mujer que sabe que este tema la acompañará a lo largo de todo su mandato.
El país mira al 25N entre llamados a la paz y exigencias de justicia
El 25N se ha convertido en una fecha que define la forma en que México entiende la violencia de género, sus causas, sus urgencias y las respuestas que el Estado está obligado a ofrecer. El llamado de Sheinbaum a una marcha pacífica no borra los conflictos, pero sí marca la postura oficial frente a un movimiento que no deja de crecer.
Mañana, su gobierno presentará un nuevo programa nacional para mujeres. Las colectivas, por su lado, saldrán a marchar con el mismo mensaje que han repetido por años: justicia, seguridad, verdad y un país en el que puedan vivir sin miedo.
Y así, entre vallas, discursos y expectativas, México se prepara para vivir otro 25N, una fecha que sigue siendo tan necesaria como dolorosa, y que —como lo dejó claro la presidenta— seguirá marcando la conversación pública hasta el último día de su administración.
Al finalizar, nuevamente, el mensaje central regresa: 25N, un recordatorio de que la lucha continúa, de que el Estado debe responder y de que millones de mujeres no están dispuestas a guardar silencio.


TE PODRÍA INTERESAR