Los Cowboys cerraron la semana con una victoria que, aunque no cambia su destino competitivo, sí deja un mensaje claro hacia su afición. En el AT&T Stadium, el equipo de Dallas se impuso 30-23 a los Commanders de Washington en un duelo que combinó dominio temprano, tensión en la segunda mitad y una actuación determinante de Dak Prescott como líder ofensivo.
El arranque fue contundente y reflejó la preparación con la que el conjunto local salió al emparrillado. Desde la primera serie, Dallas mostró control del ritmo del juego, precisión en el ataque aéreo y una ejecución limpia que permitió construir una ventaja amplia antes del descanso, algo que pocas veces había logrado de manera tan clara en semanas recientes.
Un inicio que marcó el rumbo del partido
Durante el primer cuarto y buena parte del segundo, la ofensiva se movió con fluidez. Prescott encontró espacios en rutas intermedias, aprovechó la protección inicial de la línea ofensiva y conectó con distintos objetivos para mantener desbalanceada a la defensiva rival.
Los Cowboys capitalizaron tres de sus primeras posesiones con anotaciones que rápidamente colocaron el marcador 21-3. Esa diferencia obligó a Washington a modificar su planteamiento y asumir riesgos que, aunque le permitieron acercarse más adelante, también dejaron expuesta su fragilidad defensiva.
Ajustes defensivos y reacción de Washington
Tras el descanso, el panorama cambió. Los Commanders lograron ajustar su esquema defensivo, presionando con mayor frecuencia y cerrando las trayectorias que habían sido explotadas en la primera mitad. Dallas comenzó a enfrentar terceras oportunidades más largas y la ofensiva perdió continuidad.
Aun así, los Cowboys supieron resistir los embates. En tres momentos distintos, Washington logró colocarse a una sola anotación de distancia, generando tensión en el estadio y obligando al cuerpo técnico local a gestionar el partido con mayor cautela.
Prescott y una marca que refuerza su legado
Más allá del resultado, la noche dejó un hito estadístico para el mariscal de campo. Prescott lanzó para 307 yardas y dos pases de anotación, alcanzando así los 30 envíos de touchdown en la temporada. Con ello, igualó una marca histórica de la franquicia que pertenecía a Tony Romo, consolidando su nombre entre los referentes ofensivos del equipo.
Pese a ser capturado en seis ocasiones, Prescott mantuvo la calma en los momentos clave. Su capacidad para extender jugadas y tomar decisiones bajo presión fue determinante para que los Cowboys conservaran la ventaja cuando el partido se cerró.
Una rivalidad que mantiene su peso simbólico
Aunque ambos equipos llegaron eliminados de la contienda por los playoffs, el duelo conservó el valor histórico de una rivalidad divisional que ha marcado décadas dentro de la NFC Este. Para Dallas, el triunfo significó cerrar la temporada en casa con una sensación positiva, algo relevante para una afición exigente.
Los Cowboys mejoraron su marca y evitaron despedirse de su público con una derrota, mientras que Washington sumó otro tropiezo en una campaña marcada por la inestabilidad y las lesiones, particularmente en la posición de quarterback.
El contexto de un cierre que deja lecturas
El partido también sirvió para evaluar piezas de cara al futuro. La defensa local mostró capacidad para generar presión, aunque volvió a evidenciar problemas para cerrar encuentros con ventajas amplias. Esa dualidad ha sido una constante a lo largo de la temporada.
Para los Cowboys, el cierre deja preguntas abiertas sobre ajustes, consistencia y profundidad del roster, pero también confirma que el núcleo ofensivo puede competir cuando encuentra ritmo desde el inicio.
Más allá del marcador final
En términos generales, la victoria no altera el panorama inmediato, pero sí aporta elementos narrativos importantes. El desempeño de Prescott, la respuesta del equipo ante la presión y la forma en que se administró el cierre del juego serán parte del análisis interno durante la pausa de temporada.
Los Cowboys se despiden del calendario regular con una actuación que, sin ser perfecta, devuelve algo de confianza a una organización que sabe que cada temporada está bajo escrutinio permanente.


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