Volodímir Zelenski, aún con el eco de una noche de trabajo sin descanso, recibió la noticia: la Unión Europea y seis líderes europeos habían firmado una declaración conjunta para que Ucrania tenga voz en la reunión entre Donald Trump y Vladímir Putin. El encuentro, previsto para el próximo viernes en Alaska, podría marcar un punto de inflexión en la guerra que desde hace más de dos años desangra al país.
Para Zelenski, el gesto era más que diplomacia. Era un mensaje al mundo: la paz en Ucrania no puede decidirse sin Ucrania. Las palabras resonaban con fuerza en un continente que, aunque cansado de la guerra, entiende que la estabilidad europea depende del resultado de este conflicto.
Un frente europeo unido
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; Emmanuel Macron, presidente de Francia; Friedrich Merz, canciller alemán; Keir Starmer, primer ministro británico; Giorgia Meloni, líder de Italia; y Alexander Stubb, presidente de Finlandia, sumaron sus firmas al comunicado.
“Valoramos y apoyamos plenamente este respaldo. El fin de la guerra debe ser justo”, declaró Zelenski en su perfil oficial en X, dejando claro que la soberanía ucraniana no está en venta.
El escenario: Alaska como punto neutral
La elección de Alaska para el encuentro entre Trump y Putin no es casual. Alejado de las capitales y cargado de simbolismo geopolítico, el estado norteamericano ofrecerá un terreno neutral para unas conversaciones que el mundo observa con atención.
Fuentes diplomáticas aseguran que, aunque la agenda oficial aún no se detalla, la guerra en Ucrania será un tema central, y la presión europea busca garantizar que Kiev esté representada.
El peso de la historia
No es la primera vez que Ucrania queda fuera de conversaciones que afectan directamente a su futuro. La memoria de acuerdos pasados, como el de Minsk, pesa sobre la diplomacia ucraniana. Esta vez, la estrategia de Zelenski y sus aliados es clara: evitar que el destino del país se decida en una mesa donde no haya una silla para Kiev.
Un apoyo que trasciende fronteras
Para la Unión Europea, respaldar a Ucrania no es solo una cuestión de principios democráticos, sino una medida de seguridad continental. El mensaje enviado a Trump y Putin es contundente: cualquier acuerdo que ignore la voz de Kiev será ilegítimo.
Además, la postura europea refuerza la unidad interna del bloque frente a las tensiones geopolíticas con Rusia y a la incertidumbre de la política exterior estadounidense.
Lo que viene
Con apenas unos días para la reunión en Alaska, el equipo de Zelenski trabaja contrarreloj para preparar la estrategia diplomática. Kiev buscará que, al menos, un representante ucraniano pueda asistir o que las conclusiones del encuentro se sometan a una revisión europea con participación directa de Ucrania.
El próximo viernes, cuando Trump y Putin estrechen la mano en suelo estadounidense, el eco de las voces europeas resonará en la sala. Y si Zelenski logra que Ucrania tenga un asiento en esa mesa, no será solo una victoria diplomática, sino un paso hacia una paz que respete la dignidad y la soberanía de su nación.
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