Tras consolidar un poder sin precedentes, Xi Jinping está dando pasos que sugieren una delegación de autoridad. Una reunión clave del Politburó y su ausencia en la cumbre BRICS han desatado una ola de especulación global sobre el futuro del liderazgo en China.
Un velo de misterio e intriga rodea al liderazgo chino. Después de más de una década dedicada a centralizar el poder hasta convertirse en la figura más dominante desde Mao Zedong, el presidente Xi Jinping ha iniciado una serie de movimientos que han sido interpretados por observadores de todo el mundo como una posible delegación de autoridad, desatando un torbellino de especulaciones sobre una transición de poder o incluso una futura sucesión.
La Pista Clave: Nuevas Regulaciones para el Partido
El epicentro de las especulaciones es una reunión del poderoso Politburó del Partido Comunista de China (CPC), compuesto por 24 miembros, celebrada el 30 de junio. Según la agencia estatal de noticias Xinhua, en dicha reunión, presidida por el propio Xi, se revisó un nuevo conjunto de regulaciones destinadas a «estandarizar el establecimiento, las responsabilidades y las operaciones» de las instituciones clave de toma de decisiones del Comité Central del CPC.
Para los analistas de la opaca política china, cada palabra cuenta. La directiva de estandarizar y regular el funcionamiento de estos órganos ha sido interpretada por algunos como un intento de crear un sistema que pueda funcionar sin la microgestión constante de Xi. Un analista anónimo, citado por el South China Morning Post, fue más allá: «Las reglas pueden establecerse para regular los organismos porque es un momento clave para la transición de poder».
Dos Teorías: ¿Retiro o Reenfoque?
La comunidad de «China watchers» está dividida en dos grandes teorías para explicar estos movimientos:
Teoría 1: Preparación para el Retiro o la Sucesión.
Esta teoría sostiene que Xi, que eliminó los límites de mandato para poder gobernar de por vida, podría estar sentando las bases para una transición ordenada y evitar así una lucha de poder en el futuro. La evidencia clave que apoya esta idea es su ausencia sin precedentes en la reciente cumbre de los BRICS en Río de Janeiro, la primera que se pierde desde que es presidente. Delegar su asistencia en el primer ministro Li Qiang se considera una señal significativa.
Teoría 2: Delegación para un Reenfoque Estratégico.
La contraparte argumenta que Xi no está cediendo poder, sino delegando la gestión del «día a día» para poder concentrarse en los grandes desafíos estratégicos. Victor Shih, un experto en política china de la Universidad de California en San Diego, sugiere que Xi podría estar creando un «mecanismo de vigilancia» para asegurar que sus prioridades políticas se sigan ejecutando, incluso si él presta menos atención a los detalles. Desde esta perspectiva, las nuevas regulaciones no buscan preparar una sucesión, sino institucionalizar la autoridad y la agenda de Xi, incrustándolas en la maquinaria del partido para que perduren.
«Las reglas pueden ser establecidas para regular los organismos porque es un momento clave para la transición de poder». – Analista anónimo citado por el South China Morning Post.
El Contexto: Presión Económica y Política
Estos movimientos no ocurren en el vacío. El liderazgo de Xi enfrenta una presión inmensa. La guerra comercial con Estados Unidos, un mercado inmobiliario en colapso que fue pilar del crecimiento, una desaceleración económica persistente y los efectos prolongados de la estricta política de «cero-COVID» han creado un entorno económico y social muy complejo.
Estas crisis podrían ser un factor motivador clave. Xi podría estar buscando compartir la carga de la gobernanza diaria para centrarse en la estrategia a largo plazo, o bien, tratando de aislar su autoridad central de la gestión directa de problemas que podrían erosionar su popularidad.
Una Pregunta sin Respuesta con Implicaciones Globales
La verdadera motivación de Xi Jinping permanece oculta en el hermético mundo de la élite del Partido Comunista. Sin embargo, cualquier cambio, por sutil que sea, en la forma en que se gobierna la segunda economía más grande del mundo tiene implicaciones masivas para la estabilidad global y la economía internacional. Con el crucial Congreso del Partido de 2027 en el horizonte, el mundo entero observa atentamente, esperando la próxima señal de Pekín.


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