Niños en riesgo CDMX es una expresión que resume una problemática silenciosa pero persistente en la capital del país. Entre 2022 y octubre de 2025, un total de 446 niñas, niños y adolescentes fueron canalizados por la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ) a centros de asistencia social del DIF capitalino, luego de ser identificados en contextos familiares vinculados con actividades delictivas.
Las cifras, obtenidas a través de la Plataforma Nacional de Transparencia, revelan no solo la magnitud del fenómeno, sino también la complejidad de intervenir en entornos donde la violencia, el crimen y la falta de redes de protección colocan a los menores en una situación de vulnerabilidad extrema.
Cómo actúa la FGJ ante niños en riesgo CDMX
Cuando el Ministerio Público detecta que un menor podría ver comprometida su integridad física, emocional o social debido al entorno familiar, se activa un protocolo de protección. La FGJ no cuenta con centros propios de resguardo, por lo que canaliza a las niñas, niños y adolescentes a espacios del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia de la Ciudad de México.
Estos centros pueden ser públicos o privados, siempre bajo convenios de colaboración. El objetivo principal es retirar al menor de un entorno que podría normalizar la violencia o facilitar su futura incorporación a dinámicas delictivas.
Menores de 0 a 17 años en contextos de violencia
La información disponible indica que los menores atendidos tienen edades que van desde recién nacidos hasta adolescentes de 17 años. Sin embargo, los datos no detallan los delitos específicos asociados a los núcleos familiares ni las razones por las que no fueron enviados con otros parientes.
Para el especialista del Colegio de México, Mario Pavel Díaz Román, esta omisión no invalida el fondo del problema. Desde su análisis, las cifras reflejan que aún existe una ventana de oportunidad para romper los ciclos de violencia antes de que los menores los reproduzcan en la adultez.
Prevención antes que criminalización
Un punto clave del debate es evitar la estigmatización. La especialista en seguridad y crimen Carolina Jasso subraya que estos traslados no corresponden a menores infractores, sino a víctimas o potenciales víctimas.
Las causas más frecuentes para su canalización incluyen violencia familiar, maltrato, abandono y orfandad derivada de feminicidios. En estos casos, la tutela del DIF busca garantizar condiciones mínimas de seguridad, educación y estabilidad emocional.
El crecimiento sostenido de los resguardos
Las cifras muestran una tendencia ascendente. En 2022, se canalizaron 83 menores; en 2023, 89. Para 2024, la cifra subió a 118 y, solo hasta octubre de 2025, ya se contabilizaban 156 casos.
Este aumento puede interpretarse de dos formas: como un crecimiento del problema o como una mayor capacidad institucional para detectar y actuar ante situaciones de riesgo. Desde una perspectiva de política pública, ambos escenarios exigen mayor inversión en prevención y atención integral.
Qué revelan los datos del DIF CDMX
Durante el mismo periodo, el DIF capitalino informó que no registró casos de niñas, niños y adolescentes víctimas de trata de personas ni de violencia extrema asociada directamente al crimen organizado. No obstante, recibió a 27 adolescentes en conflicto con la ley como medida de protección, lo que confirma la delgada línea entre prevención y sanción cuando se trata de juventudes vulnerables.
Este dato refuerza la importancia de intervenir de manera temprana para evitar que los niños en riesgo CDMX pasen de ser víctimas del entorno a formar parte activa de él.
Una deuda pendiente: más datos y seguimiento
Especialistas coinciden en que la falta de información desagregada limita el diseño de políticas públicas más efectivas. Conocer el contexto social, escolar y comunitario de los menores permitiría evaluar si el resguardo institucional logra realmente romper los ciclos de violencia.
El reto no termina con el traslado al DIF. La verdadera medida del éxito está en el acompañamiento psicológico, educativo y social que reciban durante y después de su estancia en los centros de asistencia.
Proteger hoy para no lamentar mañana
La atención a niños en riesgo CDMX evidencia un esfuerzo institucional por salvaguardar a quienes crecen en entornos marcados por el crimen y la violencia. Sin embargo, también pone sobre la mesa la urgencia de políticas preventivas más profundas que atiendan las causas estructurales del problema.
Alejar a un menor de un núcleo familiar delincuencial no solo es una medida de protección inmediata: es una apuesta a largo plazo por una ciudad con menos violencia y más oportunidades.


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