La implacable campaña anticorrupción del presidente Xi Jinping ha puesto su mira en el corazón del poder económico de China: el sector financiero de $61 billones de dólares. Decenas de altos banqueros y reguladores han sido investigados y arrestados en una purga que busca eliminar riesgos sistémicos y reafirmar el control del Partido Comunista.
Bajo la consigna de cazar tanto a «tigres» (altos funcionarios) como a «moscas» (burócratas de bajo nivel), la campaña anticorrupción de Xi Jinping, la más grande en la historia de la China comunista, ha entrado en una nueva y crítica fase. El objetivo ahora es el sistema financiero, un sector de $61 billones de dólares cuya estabilidad es considerada por Pekín como un pilar de la seguridad nacional.
En los últimos meses, la Comisión Central de Inspección Disciplinaria (CCDI), el temido brazo anticorrupción del Partido Comunista, ha lanzado una ofensiva que ha resultado en la investigación y arresto de decenas de altos ejecutivos bancarios y reguladores. Esta purga no es aleatoria; sigue a una inspección a gran escala del sector financiero que concluyó con duras críticas públicas por parte del CCDI.
¿Por Qué Ahora? La «Seguridad Financiera» como Seguridad Nacional
El presidente Xi Jinping ha vinculado explícitamente la «seguridad financiera» con la seguridad nacional. Escándalos recientes, como el colapso del gigante de gestión de activos Huarong en medio de la corrupción de su ex presidente, Lai Xiaomin, han demostrado a la cúpula del poder cómo actos aislados de corrupción pueden generar un riesgo sistémico que amenace a toda la economía.
La campaña busca atajar de raíz las malas prácticas en áreas consideradas de alto riesgo, como la exposición de los bancos al inestable sector inmobiliario y a los vehículos de financiación de gobiernos locales.
«Debemos investigar y tratar resueltamente la corrupción donde se entrelazan cuestiones políticas y económicas, e impedir resueltamente que los cuadros dirigentes se conviertan en portavoces y agentes de grupos de interés y grupos de poder», sentenció el CCDI en un comunicado.
Nombres de Alto Perfil en la Mira
La lista de investigados incluye a figuras prominentes del sector, lo que indica que la campaña no teme tocar las altas esferas del poder:
- Zhang Hongli: Ex vicepresidente del Industrial & Commercial Bank of China (ICBC), el banco más grande del mundo. Zhang, quien también ocupó altos cargos en Deutsche Bank y Goldman Sachs, está siendo investigado por «graves violaciones de la disciplina y la ley».
- Li Xiaopeng y Liu Liange: Ex presidentes de China Everbright Group y Bank of China, respectivamente. Ambos han sido arrestados por cargos de soborno.
- Fan Yifei: Ex vicegobernador del Banco Popular de China (PBOC), el banco central del país, también está bajo investigación.
- Li Jiping: Ex vicepresidente del China Development Bank (CDB), investigado ocho años después de su jubilación, demostrando que nadie está a salvo, ni siquiera en el retiro.
Incluso ejecutivos de firmas de valores como Jiang Chengjun de Haitong Securities y Wang Chen de Guoyuan Securities han sido arrestados o están bajo investigación, algunos después de intentar huir del país.
¿Limpieza o Lucha de Poder?
La purga en el sector financiero se interpreta en dos niveles. Por un lado, es un esfuerzo genuino por parte de Xi Jinping para imponer disciplina, estandarizar prácticas y asegurar la lealtad absoluta al Partido Comunista en un sector vital para la economía. El objetivo es evitar una crisis financiera que podría desestabilizar el régimen.
Por otro lado, la campaña es vista como una poderosa herramienta para consolidar el poder de Xi y eliminar a facciones rivales. La investigación sobre Tian Huiyu, ex presidente de China Merchants Bank, ha generado especulaciones, ya que Tian fue secretario de Wang Qishan, el zar anticorrupción durante el primer mandato de Xi y considerado en su momento el segundo hombre más poderoso de China.
Esta doble naturaleza —mitigación de riesgos y consolidación de poder— hace de la campaña un fenómeno complejo y de alto riesgo. Mientras Pekín busca proyectar una imagen de «buena gobernanza» y «autorrevolución» , la purga envía una onda de choque de miedo e incertidumbre a través de los centros financieros de Shanghái y Pekín, con consecuencias impredecibles para la economía china y global.


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