domingo, diciembre 21, 2025

Ucrania, Rusia y la sombra de Trump: ¿un conflicto sin final o una paz dolorosa?

La guerra en Ucrania, que ya alcanza los 1000 días, enfrenta un punto crítico con el uso de misiles de largo alcance autorizados por Estados Unidos y suministrados por Reino Unido. El conflicto, que parecía haberse estancado en una guerra de desgaste, ha tomado un nuevo giro con implicaciones globales. La Casa Blanca permitió a Ucrania emplear los ATACMS y los Storm Shadow contra territorio ruso, una medida que llega tardía, pero cargada de simbolismo en los últimos meses del mandato de Joe Biden.

Mientras tanto, la llegada inminente de Donald Trump a la presidencia en enero próximo genera más preguntas que certezas. Si algo queda claro, es que la diplomacia y la estrategia internacional darán un giro en un escenario ya de por sí volátil.

Un nuevo capítulo de escalada militar

La decisión de permitir a Ucrania utilizar misiles de largo alcance representa un cambio significativo. Estos sistemas ofrecen a Kiev una capacidad ofensiva sin precedentes para atacar objetivos estratégicos en Rusia. Sin embargo, esta maniobra también aumenta la probabilidad de represalias rusas, especialmente cuando Moscú continúa insinuando la posibilidad del uso de armas nucleares tácticas. La retórica incendiaria del Kremlin, hasta ahora una herramienta de intimidación, amenaza con materializarse a medida que las líneas rojas de Vladimir Putin se cruzan.

En paralelo, la entrada de Corea del Norte como proveedor de armas para Rusia complica aún más el conflicto. La creciente cooperación militar entre Moscú y Pyongyang no solo refuerza a las fuerzas rusas en Ucrania, sino que también exacerba las tensiones en Asia Oriental, especialmente con Corea del Sur y Estados Unidos.

Biden: un legado incierto y un reloj que corre en su contra

La autorización de los ATACMS por parte de Biden es vista como un intento desesperado por fortalecer la posición de Ucrania antes de que Trump asuma el poder. No obstante, esta decisión llega en un momento en el que las fuerzas ucranianas han enfrentado dificultades para recuperar territorios ocupados y consolidar avances estratégicos. El tiempo juega en contra de Kiev, y la ventana para obtener una ventaja significativa en el campo de batalla parece cerrarse rápidamente.

Con Trump listo para tomar el mando, existe una alta probabilidad de que su administración desmantele la estrategia de apoyo a Ucrania diseñada por Biden. Trump ha sido crítico del gasto en Ucrania, describiéndolo como un esfuerzo sin beneficios tangibles para Estados Unidos. Esto genera dudas sobre el futuro de la alianza transatlántica y el apoyo militar a Kiev.

¿Una paz posible, pero a qué costo?

Si el objetivo de Trump es finalizar el conflicto rápidamente, el precio será alto para Ucrania. La posibilidad de una negociación de paz con Rusia casi inevitablemente incluirá concesiones territoriales. Regiones como Donetsk, Luhansk y Crimea podrían ser formalmente reconocidas como parte de Rusia, un escenario que, aunque doloroso, podría traer una paz frágil pero duradera.

Este enfoque plantea preguntas difíciles para los aliados europeos de Estados Unidos. ¿Aceptarán una paz que favorezca a Rusia para evitar una guerra prolongada, o intentarán persuadir a Trump de mantener una postura más firme? La cohesión de la OTAN estará en juego, especialmente si Europa percibe que Washington está dispuesto a sacrificar principios fundamentales como la soberanía territorial a cambio de estabilidad.

Corea del Norte y el impacto global

La participación de Corea del Norte añade una dimensión alarmante al conflicto. Su respaldo a Rusia refuerza la percepción de una nueva Guerra Fría, donde las alianzas geopolíticas se reconfiguran en bloques cada vez más claros. Esto no solo afecta a Ucrania, sino también a la estabilidad en Asia y las tensiones entre las dos Coreas.

Si Pyongyang continúa enviando armas a Moscú, es probable que Estados Unidos incremente su apoyo militar a Corea del Sur, elevando el riesgo de un enfrentamiento abierto en otra región estratégica.

Un futuro incierto con Trump al mando

La llegada de Trump a la Casa Blanca marca un punto de inflexión en la guerra en Ucrania. Su inclinación por soluciones pragmáticas, aunque controversiales, podría acelerar el fin del conflicto, pero a un costo significativo para Ucrania y la alianza occidental.

El panorama global es cada vez más complejo: con Corea del Norte en la ecuación, la retórica nuclear de Rusia y la incertidumbre sobre el compromiso de Estados Unidos, el mundo se enfrenta a decisiones difíciles en los próximos meses.

El legado de Biden en política exterior será evaluado por cómo maneje sus últimos días en el poder y las herramientas que deje para enfrentar el conflicto. Pero será Trump quien decida el rumbo final. Solo el tiempo dirá si su enfoque será efectivo o si llevará a una mayor inestabilidad global.

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