El pasado siempre deja lecciones, pero también advertencias. Cuando Donald Trump expresó su admiración por el expresidente William McKinley (1897-1901), no era simplemente una mención nostálgica. McKinley fue conocido como el último presidente declaradamente imperialista de Estados Unidos, y sus políticas expansionistas parecen haber inspirado al actual líder republicano en su segundo mandato.
Bajo McKinley, Estados Unidos libró la guerra hispano-estadounidense, anexó territorios como Guam y Puerto Rico, y convirtió a Filipinas y Cuba en protectorados. Trump, en un paralelismo histórico, no solo celebra estas políticas, sino que las adapta a su estilo con sanciones económicas y una retórica agresiva que despierta recuerdos del expansionismo estadounidense.
Trump y las sanciones contra Colombia: Un capítulo de la ‘Doctrina Donroe’
El reciente choque diplomático con Colombia marca uno de los momentos más críticos de esta política. El gobierno de Gustavo Petro se negó a aceptar vuelos militares estadounidenses con inmigrantes deportados. En respuesta, Trump no solo impuso tarifas comerciales de hasta el 25% sobre las exportaciones colombianas, sino que también revocó visas de funcionarios y familiares asociados al gobierno colombiano.
Estas acciones no solo buscan disciplinar a un país, sino que consolidan la percepción de un Estados Unidos que utiliza su poder económico y militar como arma para imponer su voluntad.
“América para los Estadounidenses”: La reinterpretación de la Doctrina Monroe
La “Doctrina Donroe”, como la han apodado algunos críticos, combina el enfoque autoritario de Trump con la visión expansionista de la Doctrina Monroe, promulgada en 1823. Esta última, en su momento, declaraba que América era para los americanos, excluyendo influencias europeas. Trump parece haber adaptado este principio al siglo XXI, con un enfoque de “América para los estadounidenses”, justificando sanciones, amenazas y posibles anexiones territoriales, como Groenlandia y hasta Canadá.
¿Regresa el autoritarismo? Opiniones divididas
Historiadores como Robert Kagan han advertido sobre las tendencias autoritarias de Trump, señalando que su manejo de las órdenes ejecutivas y medidas drásticas contra opositores reflejan el comportamiento de un líder populista con aspiraciones dictatoriales.
Aunque sus políticas generan aplausos entre su base, preocupan a la comunidad internacional y a la oposición estadounidense, que enfrenta el desafío de resistir simbólica y políticamente estas medidas.
¿Qué significa esto para América Latina y el mundo?
El caso de Colombia es solo el comienzo. Las amenazas de Trump hacia otros países de la región, como su interés en “recuperar” el Canal de Panamá, podrían marcar un regreso a las intervenciones estadounidenses en América Latina.
Para la región, esto plantea preguntas urgentes:
- ¿Están los gobiernos preparados para resistir las presiones económicas y políticas de Estados Unidos?
- ¿Qué papel jugarán otros actores globales, como China y Rusia, en este nuevo contexto?
El futuro bajo la ‘Doctrina Donroe’
Donald Trump no solo sigue el modelo de McKinley, sino que lo adapta a las complejidades del siglo XXI, mezclando políticas de sanción económica con estrategias expansionistas. Mientras tanto, América Latina debe prepararse para resistir un Estados Unidos que utiliza su poder para moldear el hemisferio a su conveniencia.
La pregunta clave es si esta estrategia encontrará apoyo suficiente para sostenerse o si, como en el pasado, provocará una resistencia unida que limite el alcance de estas políticas.
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