El 29 de enero de 2025, en su noveno día de mandato, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tomó una serie de decisiones drásticas en materia de inmigración y seguridad nacional. Estas acciones, consideradas como las más agresivas hasta ahora, buscan cumplir sus promesas de campaña y marcar una línea dura contra la inmigración ilegal.
Desde la habilitación de Guantánamo como centro de detención de inmigrantes hasta la eliminación del Estatus de Protección Temporal (TPS) para miles de venezolanos, estas medidas han generado reacciones tanto de apoyo como de rechazo en todo el mundo.
Trump ordena detención de inmigrantes en Guantánamo
En una decisión sin precedentes, Trump firmó una orden ejecutiva que autoriza la detención de hasta 30,000 inmigrantes en la base naval de Guantánamo Bay, Cuba. Según la Casa Blanca, esta medida está dirigida a los indocumentados que representen una “amenaza significativa” para la seguridad de Estados Unidos.
El anuncio desató una fuerte controversia, ya que la base de Guantánamo es históricamente conocida por albergar a sospechosos de terrorismo en condiciones altamente cuestionadas por organismos de derechos humanos.
“Vamos a utilizar todas las herramientas a nuestro alcance para mantener a Estados Unidos seguro”, declaró Trump. “No permitiremos que criminales extranjeros pongan en riesgo a nuestras familias”.
La Ley Laken Riley: una política de deportación más estricta
El mismo día, Trump promulgó la Ley Laken Riley, que amplía las facultades de las autoridades migratorias para detener y deportar a inmigrantes indocumentados involucrados en delitos menores o agresiones contra agentes del orden.
Esta legislación lleva el nombre de Laken Riley, una estudiante universitaria fallecida en 2024 en un incidente relacionado con un inmigrante indocumentado. La ley ha sido presentada por la administración Trump como una herramienta para “proteger a los estadounidenses de la criminalidad extranjera”.
Sin embargo, grupos de derechos civiles han advertido que esta medida podría derivar en deportaciones arbitrarias y en una mayor separación de familias. “Estamos viendo cómo el gobierno federal está criminalizando la migración sin considerar las historias y circunstancias de cada persona”, denunció Amnistía Internacional.
Revocación del TPS para venezolanos: un golpe a miles de migrantes
Otra de las decisiones más polémicas fue el anuncio de la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, sobre la revocación del Estatus de Protección Temporal (TPS) para venezolanos.
Miles de venezolanos que habían encontrado refugio en Estados Unidos debido a la crisis política y económica de su país ahora enfrentan la posibilidad de deportación. Esta decisión marca un giro radical en la política exterior de EE.UU. hacia Venezuela, que en administraciones previas había mostrado cierto respaldo a los migrantes venezolanos.
El senador demócrata Bob Menéndez calificó la decisión como “inhumana e irresponsable”, argumentando que “forzar a miles de personas a regresar a un país en crisis solo generará más sufrimiento y desestabilización en la región”.
Reacciones y consecuencias políticas
Las nuevas políticas migratorias de Trump han generado una reacción inmediata en distintos sectores. Mientras que sus seguidores aplauden estas medidas como un paso firme hacia el control de la inmigración, activistas, legisladores demócratas y organismos internacionales las han condenado enérgicamente.
“La historia recordará esto como uno de los momentos más oscuros de la política migratoria de EE.UU.”, afirmó un representante de la ACLU (Unión Americana de Libertades Civiles).
Desde México, el presidente Andrés Manuel López Obrador expresó su preocupación por la posible deportación masiva de ciudadanos mexicanos y anunció que su gobierno establecerá medidas para proteger a los connacionales.
Un camino incierto para la migración en EE.UU.
Las decisiones tomadas por Donald Trump en su noveno día en la Casa Blanca confirman que su administración está decidida a aplicar políticas migratorias de extrema dureza.
Sin embargo, estas acciones no solo afectarán a los inmigrantes, sino que también podrían tensar aún más las relaciones de EE.UU. con países como México, Venezuela y otras naciones de América Latina.
A medida que se desarrollen los acontecimientos, queda por ver si estas políticas se mantendrán en pie o si enfrentarán obstáculos legales y políticos. Lo cierto es que la migración seguirá siendo uno de los temas más controversiales de la presidencia de Trump.
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