En su visita a Washington, el ministro del Consejo de Asuntos del Continente (MAC), Chiu Chui-cheng, lanzó una advertencia que resonó en los pasillos de la Heritage Foundation: si China invade Taiwán, se desatará un efecto dominó que podría transformar la seguridad de Asia y amenazar directamente a Estados Unidos.
El mensaje no fue una simple declaración diplomática. Fue un recordatorio de que el destino de la isla no solo pertenece a sus habitantes, sino que está vinculado al equilibrio global de poder.
Taiwán, en la primera línea del conflicto geopolítico
La ubicación de Taiwán dentro de la primera cadena de islas —que se extiende desde Japón hasta Borneo— convierte a la isla en un bastión estratégico en la rivalidad entre sistemas democráticos y autoritarios.
Chiu explicó que el régimen de Beijing busca forzar la unificación, intensificando sus preparativos militares en torno al estrecho. “Beijing ha estado preparándose activamente para la guerra”, enfatizó, citando los ejercicios militares chinos en la zona.
La amenaza de un efecto dominó
Si Taiwán cayera por la fuerza, el impacto sería inmediato. Según Chiu, se alteraría el equilibrio regional de poder, debilitando a aliados de Washington en Asia y minando la seguridad estadounidense.
La advertencia cobra mayor fuerza porque Estados Unidos depende de Taiwán no solo en términos militares, sino también económicos. La isla es líder mundial en la producción de semiconductores avanzados, esenciales para la industria tecnológica global.
El valor de Taiwán para Estados Unidos
Además de su papel tecnológico, Taiwán es un ejemplo de madurez democrática en una región marcada por regímenes autoritarios. Para Chiu, esa experiencia puede inspirar al pueblo chino a buscar libertad.
El ministro subrayó también el agradecimiento de Taipei a la administración estadounidense, especialmente por su respaldo militar y político bajo el liderazgo de Donald Trump.
Diplomacia y tensión: Trump, Xi y el futuro del estrecho
Consultado sobre una posible presión de Xi Jinping a Washington para modificar su postura sobre Taiwán, Chiu señaló que Taipei ve con buenos ojos los diálogos bilaterales. “Creemos que estos intercambios pueden mantener la paz”, afirmó.
Sin embargo, la embajada de China en Washington reiteró que no renunciará a la “reunificación pacífica”, advirtiendo que tomará “todas las medidas necesarias” contra el separatismo.
Taiwán como punto de quiebre global
La visita de Chiu a Estados Unidos incluyó reuniones con congresistas y funcionarios, buscando aumentar la atención internacional sobre la situación en el estrecho. Su mensaje final fue claro: Taiwán no es solo un asunto local, sino un punto de quiebre global donde se decide el futuro de la democracia, la economía digital y la seguridad mundial.


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