En medio de la creciente tensión con Occidente, el gobierno de Rusia ha solicitado formalmente que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) renuncie a la promesa hecha en 2008 de permitir la eventual adhesión de Ucrania a la alianza. Así lo afirmó este martes María Zajárova, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso.
Desde el inicio de la guerra en Ucrania, el ingreso del país a la OTAN ha sido una de las principales preocupaciones de Moscú. Sin embargo, Zajárova aseguró que no es suficiente con que la alianza niegue el acceso de Kiev, sino que se debe anular por completo el compromiso realizado en la cumbre de Bucarest hace 16 años.
«Cabe señalar que la negativa a aceptar a Kiev en la OTAN no es suficiente. La alianza debe renunciar a las promesas de Bucarest de 2008«, declaró la funcionaria en una rueda de prensa.
¿Qué prometió la OTAN a Ucrania en 2008?
En abril de 2008, durante la cumbre de la OTAN en Bucarest, los líderes de la alianza declararon que tanto Ucrania como Georgia «se convertirán en miembros de la OTAN«, aunque no establecieron un cronograma ni un plan claro para su adhesión.
Esta declaración fue vista por Moscú como una provocación y un intento de expandir la influencia occidental en regiones que Rusia considera dentro de su esfera de seguridad estratégica. Desde entonces, el Kremlin ha tomado medidas para evitar que Ucrania avance hacia la membresía en la alianza.
El trasfondo de la exigencia rusa
La petición de Rusia llega en un momento en que las relaciones con Occidente atraviesan su punto más bajo desde la Guerra Fría. La guerra en Ucrania ha intensificado la rivalidad entre Moscú y la OTAN, con los países miembros brindando apoyo militar y económico a Kiev para resistir la invasión rusa.
El Kremlin ha señalado en repetidas ocasiones que el ingreso de Ucrania a la OTAN representaría una amenaza directa para su seguridad nacional. Además, el gobierno de Vladímir Putin ha justificado su ofensiva en Ucrania en parte por la expansión de la alianza hacia el este, algo que considera una violación de los acuerdos tácitos posteriores a la disolución de la Unión Soviética.
En este contexto, la exigencia de Moscú busca eliminar cualquier posibilidad futura de adhesión ucraniana y establecer un precedente que impida el avance de la OTAN en territorios que Rusia percibe como estratégicamente sensibles.
La postura de la OTAN y la respuesta de Ucrania
Hasta el momento, la OTAN no ha respondido oficialmente a la declaración de Zajárova. Sin embargo, el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg, ha reiterado en varias ocasiones que la puerta de la OTAN sigue abierta para Ucrania y que la alianza decidirá su política de expansión sin interferencia de terceros países.
Por su parte, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski ha insistido en que la adhesión de Ucrania a la OTAN es clave para garantizar la seguridad de su país frente a futuras agresiones rusas. Desde el inicio de la guerra, Kiev ha intensificado sus esfuerzos para acercarse a la alianza, aunque los países miembros han evitado comprometerse con un ingreso inmediato para evitar una escalada con Moscú.
¿Qué sigue en la disputa entre Rusia y la OTAN?
La solicitud de Rusia pone una nueva presión sobre la OTAN en un momento en que la guerra en Ucrania sigue sin una solución clara.
Si la alianza ignora la exigencia de Moscú, es probable que el Kremlin intensifique su retórica contra Occidente e incluso adopte nuevas medidas militares o económicas en respuesta. Por otro lado, si la OTAN llegara a revisar su postura, enviaría una señal de concesión que podría ser vista como una victoria diplomática para Rusia.
A medida que la guerra se prolonga y las tensiones aumentan, la relación entre Rusia y la OTAN sigue siendo uno de los factores clave que definirán el futuro de la seguridad en Europa y el equilibrio de poder global.
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