En una mañana gélida del 3 de abril de 2025, los surcoreanos despertaron con una noticia que marcará para siempre la historia política de su país: el Tribunal Constitucional destituyó oficialmente al presidente Yoon Suk-yeol tras confirmar que intentó imponer la ley marcial en diciembre de 2024.
Esta decisión unánime de los ocho jueces fue más que un fallo legal: fue un mensaje claro de que en Corea del Sur, la democracia prevalece incluso ante los mayores desafíos.
La noche del 3 de diciembre: el inicio del quiebre
Todo comenzó con una medida desesperada. El 3 de diciembre, en medio de una creciente oposición parlamentaria, Yoon Suk-yeol ordenó la movilización de tropas armadas hacia la Asamblea Nacional. Su intención era frenar a la oposición y mantener el control del poder, invocando una supuesta crisis de gobernabilidad.
Los soldados se apostaron frente al Parlamento, las cámaras captaron las imágenes en vivo, y el país se estremeció.
El fallo que restauró el orden constitucional
Tras semanas de audiencias intensas, el Tribunal Constitucional dictó una sentencia histórica. En palabras del juez presidente Moon Hyung-bae: “La crisis política no justifica las acciones tomadas. Yoon violó la Constitución y traicionó la confianza ciudadana”.
El fallo fue inmediato e irrevocable. El país entró en una nueva etapa: la de una democracia que decide curarse de una herida profunda.
Protestas, polarización y una nación dividida
Las calles de Seúl se convirtieron en un campo de emociones encontradas. Mientras miles de manifestantes anti-Yoon celebraban con lágrimas de alegría, sus seguidores gritaban de indignación cerca de su residencia.
El país ha estado polarizado desde aquel diciembre, con medidas de seguridad extremas y una población temerosa de un nuevo enfrentamiento civil.
Elecciones anticipadas y futuro incierto
Con la destitución oficial, Corea del Sur deberá celebrar nuevas elecciones presidenciales en menos de 60 días. Entre los nombres más mencionados figura Lee Jae-myung, líder de la oposición, quien ya lidera las encuestas.
Pero más allá de quién gane, el país tendrá que enfrentar una serie de retos: la reconstrucción de la confianza institucional, una economía golpeada por aranceles estadounidenses, y una sociedad fracturada.
¿Una lección para el mundo?
El profesor Byunghwan Son lo resumió así: “La democracia surcoreana sobrevivió. Eso dice mucho de su fortaleza”. En tiempos donde muchos gobiernos tambalean, lo ocurrido en Corea del Sur es un recordatorio de que las instituciones importan.
¡Únete a nuestro canal en WhatsApp! Las noticias más relevantes del día directamente en tu dispositivo móvil.


TE PODRÍA INTERESAR