El Parlamento surcoreano tomó una decisión sin precedentes: aprobar la destitución del presidente Yoon Suk Yeol tras su controvertida declaración de ley marcial, un hecho que sacudió los cimientos de la democracia en el país. Con 204 votos a favor, los legisladores enviaron un mensaje claro: no hay espacio para decisiones autoritarias en una nación que ha luchado arduamente por sus valores democráticos.
El contexto detrás de la crisis
La ley marcial, anunciada en cadena nacional, justificaba su implementación bajo la amenaza de “fuerzas antiestatales” y el peligro latente de Corea del Norte. Sin embargo, rápidamente se reveló que no había una amenaza externa concreta. En cambio, la medida parecía un intento desesperado por parte de Yoon para mantener el control en medio de su creciente impopularidad.
Protestas masivas estallaron por todo el país. Miles de ciudadanos salieron a las calles de Seúl exigiendo la renuncia del mandatario, mientras el Parlamento organizaba rápidamente un juicio político. Tras un primer intento fallido, la segunda votación logró reunir el apoyo necesario para avanzar en el proceso de destitución.
Impacto inmediato: Suspensión presidencial
La aprobación del juicio político significa que Yoon Suk Yeol queda suspendido de su cargo de manera inmediata, dejando al primer ministro Han Duck-soo como presidente interino. No obstante, la incertidumbre política está lejos de terminar.
El Tribunal Constitucional tiene ahora hasta 180 días para determinar si el impeachment es válido. Si seis de los nueve magistrados votan a favor, el presidente será destituido de forma definitiva, y se convocarán elecciones presidenciales en un plazo de 60 días.
Reacciones: Alegría y dolor en las calles
Mientras los legisladores de la oposición celebraban en el Parlamento, miles de surcoreanos también mostraron su júbilo frente a la Asamblea Nacional. Canciones de grupos icónicos de K-pop, como “Into the New World” de Girls’ Generation, resonaron entre los manifestantes, simbolizando un nuevo comienzo para el país.
En contraste, los partidarios de Yoon se reunieron en la plaza Gwanghwamun, sumidos en el silencio y la tristeza. “Estoy preocupada por el futuro de nuestra nación”, declaró Son Bang-gle, una manifestante entre lágrimas.
¿Qué sigue para Corea del Sur?
Aunque la destitución de Yoon representa un triunfo para la oposición, el país se enfrenta a un largo período de incertidumbre. El líder del Partido Democrático, Lee Jae-myung, es considerado el favorito para las próximas elecciones. Sin embargo, Lee también enfrenta problemas legales que podrían descalificarlo, dejando el panorama político surcoreano en un delicado equilibrio.
El desenlace de esta crisis dependerá del Tribunal Constitucional, las próximas elecciones y, sobre todo, de la voluntad del pueblo surcoreano para seguir defendiendo su democracia frente a los desafíos internos y externos.
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