Miles de peregrinos llenaron la plaza de San Pedro en Roma para escuchar al papa León XIV, quien dedicó su homilía del Jubileo a la justicia y la dignidad humana. El pontífice no habló solo de principios abstractos, sino de realidades urgentes: países y pueblos que hoy “tienen hambre y sed de justicia” porque viven en condiciones “injustas e inhumanas”.
Su mensaje resonó como un eco de las palabras de San Agustín, recordando que “donde no hay justicia no puede haber tampoco un Derecho”.
Justicia y derecho: un vínculo inseparable
El Papa explicó que no basta con aplicar leyes si estas no se sustentan en la justicia real.
“Lo que se hace injustamente es imposible que sea según Derecho. Donde no hay justicia no hay Estado”.
La afirmación buscó subrayar que la legitimidad de las instituciones depende de su capacidad de garantizar derechos fundamentales, igualdad de oportunidades y respeto a la dignidad de las personas.
La justicia en el día a día
Con tono pastoral, León XIV llevó el concepto de justicia al plano cotidiano. Dijo que la verdadera igualdad se alcanza cuando cada persona puede realizar sus aspiraciones y acceder a oportunidades dignas. Advirtió que la discriminación y la falta de acceso a la justicia son la raíz de muchos conflictos actuales.
“La justicia se hace concreta cuando se orienta hacia los demás”, señaló, apuntando a la necesidad de sociedades más solidarias y a líderes capaces de priorizar el bien común sobre intereses particulares.
Una denuncia a las nuevas formas de injusticia
El Papa también criticó las actitudes y estructuras que “muestran desprecio por la vida humana”, desde el inicio hasta su fin natural, así como aquellas que niegan derechos básicos o restringen libertades de conciencia.
Su mensaje fue claro: las instituciones deben recuperar valores olvidados, proteger la vida y garantizar que todos los ciudadanos participen en un sistema justo y compartido de valores comunes.
Implicaciones globales del mensaje
El discurso del papa León XIV se convierte en un recordatorio para líderes políticos, jueces, legisladores y ciudadanos: la justicia no es un concepto lejano, sino una tarea diaria. En un mundo marcado por guerras, desigualdades y discriminaciones crecientes, el llamado del pontífice invita a revalorizar la justicia como pilar de la paz social y la estabilidad internacional.
El Jubileo de la Justicia ha dejado un mensaje central: sin justicia no hay derecho, y sin derecho no hay verdadero Estado. El papa León XIV coloca la dignidad y la igualdad humana en el corazón de la reflexión mundial, recordando que la justicia es más que un sistema legal: es una forma de vida y un compromiso con el prójimo.


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