El bombardeo estadounidense sobre Irán ha provocado una fractura inmediata en el Consejo de Seguridad de la ONU. Rusia y China condenan una «agresión injustificada», mientras Estados Unidos defiende su «derecho a la autodefensa». El mundo se alinea en dos bloques.
El eco de las explosiones en Irán resonó con fuerza en el salón del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que se convirtió en el escenario de una fractura geopolítica inmediata y profunda. Convocada de urgencia a petición de Irán con el respaldo de Rusia, China y Pakistán, la sesión extraordinaria expuso la división del mundo en dos bloques con visiones irreconciliables sobre el orden internacional.
La Defensa de Washington y Londres: “Aliviar una Amenaza”
La delegación estadounidense, con un tono firme, defendió el ataque a las instalaciones nucleares iraníes como un ejercicio del «derecho inherente a la autodefensa colectiva», enmarcado en la Carta de la ONU. La embajadora de EEUU argumentó que la acción buscaba «eliminar una fuente de inseguridad global de larga data pero en rápida escalada» y ayudar a su aliado, Israel.
El Reino Unido, aunque aclaró que no participó militarmente en los ataques, ofreció un respaldo diplomático crucial. Su representante afirmó que «Irán no debe tener un arma nuclear» y que Estados Unidos «actuó para aliviar esa amenaza». La postura angloamericana se centró en presentar la intervención como una medida necesaria de no proliferación, no como un acto de guerra.
La Condena de Moscú y Pekín: «Violación del Derecho Internacional»
Al otro lado de la mesa, la condena fue rotunda. El presidente ruso, Vladimir Putin, calificó el bombardeo como una «agresión absolutamente injustificada». El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia lo describió como una «grave violación del derecho internacional, la Carta de la ONU y las resoluciones del Consejo de Seguridad».
China se sumó a la condena, denunciando «rotundamente» los ataques y reafirmando, junto con Rusia, la importancia de respetar la soberanía y la integridad territorial de Irán. Esta postura no es meramente una defensa de Teherán; es un desafío directo a lo que perciben como unilateralismo estadounidense, posicionándose como los defensores de un orden mundial multipolar basado en la no injerencia.
«Esta agresión absolutamente no provocada contra Irán no tiene base ni justificación. Vamos a mantener relaciones duraderas, buenas y de fiar con Irán.» – Vladimir Putin, Presidente de Rusia.
La UE Dividida y un Guterres Desesperado
Atrapada en el medio, la Unión Europea mostró sus profundas divisiones. Mientras Alemania instaba a Irán a «negociar directamente» con Estados Unidos, intentando mantener un puente diplomático abierto , otros países como España emitían advertencias directas a Washington, declarando que las bases militares en su territorio «no pueden en ningún caso» ser utilizadas para atacar a Irán. Esta falta de una voz unificada revela la difícil posición de Bruselas, incapaz de influir decisivamente en su principal aliado o en el adversario.
Por encima de la disputa, la voz del Secretario General de la ONU, António Guterres, sonó como un llamado desesperado. Condenando la escalada, advirtió que la región «no puede soportar otro ciclo de destrucción» y suplicó a las potencias: «Denle una oportunidad a la paz».
La reunión no arrojó resoluciones, pero sí una certeza: el conflicto ha catalizado la formación de frentes geopolíticos claros. El Consejo de Seguridad ya no es solo un foro de debate; es la primera línea de una nueva guerra fría diplomática.


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