La historia entre México y Estados Unidos es una de las más complejas en la geopolítica mundial. Desde las invasiones militares hasta la integración económica y migratoria, la relación entre ambos países ha pasado por momentos de conflicto, resistencia y diplomacia.
El 13 de mayo de 1846, el Congreso de los Estados Unidos, impulsado por los demócratas, declaró la guerra a México. Mientras tanto, los republicanos se opusieron a la invasión, argumentando que se trataba de un conflicto injustificado.
Aquel enfrentamiento, que terminó con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo en 1848, representó una de las mayores pérdidas territoriales de la historia mexicana: más de la mitad del país pasó a manos estadounidenses.
Sin embargo, no todas las intervenciones de Estados Unidos en México fueron exitosas. En 1916, Doroteo Arango, mejor conocido como Pancho Villa, lideró una incursión en Columbus, Texas, atacando a las fuerzas estadounidenses con apenas 600 hombres. En respuesta, el gobierno de EE.UU. envió 10 mil soldados para capturarlo, sin éxito.
Estos episodios son solo dos de los momentos clave en una relación marcada por invasiones, guerra, comercio y diplomacia.
Las invasiones de EE.UU. a México: una historia de expansión y control
El intervencionismo estadounidense en México no se limitó a la guerra de 1846. Antes y después de ese conflicto, hubo múltiples incursiones militares y económicas que buscaban consolidar la influencia de EE.UU. en la región.
- 1806: EE.UU. estableció una base militar en lo que hoy es Colorado, aún bajo dominio español.
- 1846-1848: Guerra de Intervención Estadounidense. México pierde más de 525 mil millas cuadradas de su territorio, incluyendo California, Arizona, Nevada, Utah y partes de Colorado, Wyoming y Nuevo México.
- 1914: Ocupación estadounidense del puerto de Veracruz durante la Revolución Mexicana.
- 1916: Expedición punitiva contra Pancho Villa, que fracasó.
- 1926-1929: Intervención de EE.UU. en la Guerra Cristera, con apoyo a ambos bandos.
La intención de anexar toda la nación mexicana fue discutida por los sectores más radicales del Congreso estadounidense en el siglo XIX. La idea no prosperó, pero la influencia de EE.UU. sobre México se consolidó a través del control económico.
De la guerra a la integración económica y migratoria
Tras la guerra de 1846, México se convirtió en una nación dependiente de los intereses estadounidenses. La industria minera, bancaria, ferroviaria y petrolera fueron dominadas por capitales extranjeros, principalmente de EE.UU.
Este fenómeno impulsó las primeras migraciones masivas de mexicanos a Estados Unidos, un flujo que no ha cesado desde entonces.
Hoy en día, la comunidad de origen mexicano es la más numerosa en EE.UU., con aproximadamente 40 millones de personas. Su impacto en la economía es innegable: generan 338 mil millones de dólares al año y tienen presencia en política, negocios, cultura y fuerzas armadas.
Lejos de ser una población marginal, los mexicanos en EE.UU. son clave en la configuración del futuro de ambas naciones.
Republicanos vs. Demócratas: ¿Quién ha sido mejor para México?
Aunque los demócratas suelen ser vistos como más abiertos a la inmigración y la cooperación con México, la historia muestra que han sido los principales impulsores de guerras e intervenciones militares.
- James K. Polk (Demócrata): Inició la guerra de 1846 contra México.
- Woodrow Wilson (Demócrata): Ordenó la invasión de Veracruz en 1914.
- Franklin D. Roosevelt (Demócrata): Impulsó la deportación masiva de mexicanos en los años 30.
Por otro lado, los republicanos han mostrado un enfoque más pragmático en la relación con México, privilegiando el comercio y la seguridad fronteriza.
Hoy, con Donald Trump nuevamente en la Casa Blanca, México enfrenta el reto de una administración que busca endurecer las políticas migratorias y renegociar acuerdos comerciales. Sin embargo, la experiencia demuestra que la diplomacia y la negociación pueden mantener el equilibrio en la relación bilateral.
México y EE.UU.: una relación de poder, resistencia y futuro compartido
A lo largo de la historia, México ha sabido resistir las embestidas de su vecino del norte, pero también ha encontrado formas de cooperar y beneficiarse de la relación bilateral.
El reto actual no es solo evitar nuevas presiones económicas o políticas, sino fortalecer la posición de México como un actor clave en la economía mundial y en la toma de decisiones geopolíticas.
El futuro de la relación entre ambos países dependerá de la capacidad del gobierno mexicano para negociar con inteligencia y estrategia, aprovechando el peso de la comunidad mexicana en EE.UU. y la importancia económica del país en la región.
México ya no es el mismo que en 1846. Ahora, más que una nación en peligro de ser invadida, es una potencia emergente con influencia y poder en la relación bilateral.
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