La relación entre México y Estados Unidos es una de las más complejas en la historia contemporánea. Desde los tiempos de la Guerra México-Estados Unidos (1846-1848) hasta las recientes tensiones con Donald Trump, la política bilateral ha oscilado entre la cooperación y el conflicto.
A lo largo del tiempo, hemos visto desde presidentes mexicanos que entregaron territorios, hasta líderes que negociaron acuerdos diplomáticos con tal de asegurar su permanencia en el poder. También hemos presenciado embajadores estadounidenses manipulando la política mexicana, e incluso intentando derrocar gobiernos.
Lo cierto es que, cuando los intereses de la Casa Blanca han estado en juego, México ha sido visto como un tablero de ajedrez geopolítico en el que la diplomacia, la presión económica y, en algunos casos, la intervención directa han sido herramientas recurrentes.
En este contexto, es importante analizar la postura de la actual administración de EE.UU. y sus implicaciones para nuestro país.
Donald Trump y su nueva agenda contra México
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca en 2025 ha traído consigo una serie de medidas y amenazas que ponen a México en la mira de sus políticas proteccionistas y de control migratorio.
Entre sus primeras acciones destacan:
- Amenaza de aranceles a productos mexicanos si no se refuerza la seguridad fronteriza.
- Endurecimiento de políticas migratorias, con deportaciones masivas y trato inhumano a migrantes.
- Presión sobre el T-MEC, con la intención de renegociar términos comerciales.
- Medidas contra el narcotráfico, con la posibilidad de designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas.
El caso de Colombia y la reciente confrontación entre Trump y el presidente Gustavo Petro sirven como referencia de la manera en que la administración estadounidense pretende negociar con sus vecinos: imposición y presión en lugar de diálogo diplomático.
México y su política de cautela: ¿estrategia o sumisión?
A diferencia de Petro, quien plantó cara a Trump y evitó la imposición de sanciones arancelarias a Colombia, el gobierno mexicano ha optado por la cautela. La administración de Claudia Sheinbaum ha evitado declaraciones confrontativas y ha mantenido una postura de diálogo, apostando por la estabilidad económica y comercial con EE.UU.
Mientras tanto, dentro de Morena han surgido voces que buscan sacar provecho del conflicto con Trump, apelando a la unidad nacional y recordando momentos históricos en los que México ha enfrentado intervenciones extranjeras.
Se han desempolvado referencias a Benito Juárez, Miguel Miramón e Ignacio Zaragoza, figuras clave en la historia de la soberanía mexicana, aunque no siempre con un análisis preciso de sus acciones y decisiones.
Historia y diplomacia: lecciones del pasado para el presente
A lo largo de la historia, México ha enfrentado momentos críticos en su relación con EE.UU., algunos de los cuales sirven como advertencias sobre los peligros de la sumisión o el enfrentamiento descontrolado.
Los tratados de McLane-Ocampo (1859-1860)
Benito Juárez, en su lucha contra los conservadores, buscó apoyo de EE.UU. y promovió estos tratados, que habrían permitido a los estadounidenses el tránsito militar y comercial por México a cambio de respaldo diplomático y económico. Aunque nunca se ratificaron, representaron un momento clave en el debate sobre la soberanía nacional.
La intervención estadounidense en Veracruz (1914)
Durante el gobierno de Victoriano Huerta, EE.UU. ordenó la ocupación de Veracruz bajo el argumento de proteger intereses estadounidenses y evitar el ingreso de armas para el régimen huertista. Este evento marcó uno de los momentos más tensos en la relación bilateral.
La expropiación petrolera y la presión de EE.UU. (1938)
Lázaro Cárdenas tomó una de las decisiones más emblemáticas de la historia mexicana: la expropiación petrolera. En respuesta, empresas estadounidenses y británicas promovieron un bloqueo económico contra México, pero el país logró mantener su postura y consolidar su soberanía energética.
Morena y la retórica nacionalista: entre la historia y la realidad
Hoy, algunos líderes de Morena han intentado construir narrativas históricas para justificar sus posturas frente a Trump y la relación con EE.UU. Sin embargo, la historia no siempre se ajusta a discursos ideológicos.
- Benito Juárez recurrió al apoyo estadounidense cuando lo necesitó, aunque sus seguidores actuales lo usen como símbolo de independencia total.
- Los conservadores, como Miguel Miramón, también lucharon contra EE.UU., pero su legado ha sido reducido a traición en el imaginario colectivo.
- Ignacio Zaragoza, héroe del 5 de mayo, era nacido en Texas, pero es símbolo del nacionalismo mexicano.
La historia nos muestra que la diplomacia con EE.UU. no es una cuestión de discursos encendidos, sino de estrategia y negociación hábil.
¿Hacia dónde va la relación México-EE.UU.?
Con la llegada de Trump, México enfrenta una de las pruebas más difíciles en su relación con EE.UU. en las últimas décadas.
- Si el gobierno mexicano mantiene una postura pasiva, podría verse sometido a más presiones económicas y políticas.
- Si adopta una estrategia firme pero diplomática, podría evitar conflictos mayores y preservar los intereses nacionales.
El gran reto será encontrar el equilibrio entre defender la soberanía y evitar una confrontación que pueda afectar la estabilidad económica del país.
La historia nos ha enseñado que ceder demasiado tiene consecuencias, pero enfrentarse sin estrategia también puede ser desastroso. México necesita una política exterior inteligente, basada en la negociación y no en reacciones impulsivas.
El dilema mexicano ante Trump
México y EE.UU. tienen una relación de interdependencia innegable. La clave para los próximos años estará en cómo el gobierno mexicano maneje la presión de Trump sin comprometer la estabilidad interna.
- La historia nos recuerda los riesgos de ceder demasiado o confrontar sin estrategia.
- El gobierno de Sheinbaum debe encontrar un equilibrio entre firmeza y diplomacia.
- La oposición debe construir narrativas sólidas y evitar discursos simplistas sobre la relación bilateral.
Hoy más que nunca, México necesita unidad, pero también inteligencia en la toma de decisiones.
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