sábado, diciembre 20, 2025

Masacre en Zaporizhzhia: Rusia bombardea una cárcel y una maternidad

Un bombardeo masivo ruso ha golpeado una prisión en la región de Zaporizhzhia y un hospital en Kamianske, causando decenas de muertos y heridos. Entre las víctimas se encuentra una mujer embarazada de 23 años, un hecho que ha desatado la indignación internacional.

En una de las noches más sangrientas de los últimos meses, las fuerzas rusas han lanzado una serie de ataques coordinados contra objetivos civiles en Ucrania, culminando en una masacre en una prisión de la región de Zaporizhzhia y la destrucción parcial de un hospital. Los ataques, que se produjeron entre la noche del lunes y la madrugada del martes, han dejado un saldo provisional de al menos 27 muertos y más de 90 heridos en todo el país, según fuentes oficiales ucranianas.

   El epicentro de la brutalidad fue la colonia penitenciaria de Bilenke, en Zaporizhzhia, que fue alcanzada por al menos cuatro potentes bombas guiadas rusas sobre las 23:30 horas locales.

 El Ataque a la Prisión: Cifras y Destrucción

   Las consecuencias del bombardeo fueron devastadoras. El Ministerio de Justicia de Ucrania informó que el ataque se saldó con la muerte de al menos 17 reclusos y dejó a otros 42 con heridas de gravedad. Otras fuentes oficiales elevan el número total de fallecidos en los ataques nocturnos a 27, con más de 90 heridos en todo el país.

   Las imágenes del lugar muestran una destrucción casi total. El comedor de la prisión fue completamente arrasado, mientras que la sede administrativa y la unidad de cuarentena sufrieron «daños significativos». Las autoridades penitenciarias aseguraron que el perímetro de la instalación no fue dañado, por lo que no existe amenaza de fuga de reclusos, pero la escena dentro del complejo es de una masacre.

   Este tipo de acciones, dirigidas contra instalaciones que albergan a poblaciones vulnerables y neutralizadas, plantea serias dudas sobre los objetivos militares rusos. Más que una ganancia táctica, el ataque a una prisión parece diseñado para maximizar el terror psicológico, enviando un mensaje a la población ucraniana de que ningún lugar, ni siquiera uno de reclusión, está a salvo de la ofensiva.

   «Cada asesinato de nuestra gente por los rusos, cada ataque ruso, cuando ya podría haber un alto el fuego… todo esto demuestra que Moscú merece una presión de sanciones muy dura, verdaderamente dolorosa y, por lo tanto, justa y eficaz». – Volodímir Zelenski, Presidente de Ucrania.

Diana, 23 años, embarazada: Las víctimas civiles del terror nocturno

   La brutalidad de la noche no se detuvo en la prisión. A las 02:00, misiles rusos cayeron sobre el hospital municipal de Kamianske, en la región de Dnipro. El ataque destruyó parcialmente un edificio de tres plantas y dañó gravemente las instalaciones médicas cercanas, incluyendo una maternidad.

   En este ataque murieron al menos tres personas. El presidente Zelenski identificó a una de las víctimas como Diana, una mujer embarazada de 23 años. Otras cinco personas resultaron heridas, entre ellas dos mujeres en estado crítico, una de las cuales también estaba embarazada. La humanización de la tragedia en la figura de Diana ha provocado una ola de indignación en redes sociales, poniendo un rostro concreto al sufrimiento de los civiles.

   Este tipo de ataques indiscriminados parece formar parte de una estrategia más amplia. Al atacar objetivos «blandos» como hospitales y prisiones, se busca erosionar la moral de la resistencia y presionar al gobierno de Kiev mostrando el insoportable coste humano de la guerra.

Reacción de Kiev y el contexto geopolítico

   La respuesta de Kiev ha sido contundente. El presidente Zelenski, además de pedir sanciones más duras, ha insistido en que estos actos refuerzan la necesidad de seguir defendiendo el país. El jefe de la Oficina Presidencial, Andriy Yermak, y el gobernador de Zaporizhzhia, Ivan Fedorov, confirmaron los detalles del ataque, coordinando la respuesta de emergencia.

   El momento de esta escalada es significativo. Ocurre justo cuando las potencias occidentales anuncian importantes acuerdos y cambios de política en otros frentes, como el pacto arancelario entre la UE y Estados Unidos o los giros diplomáticos sobre el conflicto en Oriente Medio. Este bombardeo masivo sirve a Rusia para recapturar la atención global, recordando de la forma más brutal que el conflicto en Ucrania sigue activo y es la principal amenaza militar en el continente europeo. Es una demostración de fuerza y un desafío directo a la agenda diplomática de Occidente.

El doble mensaje del Kremlin: Terror interno y desafío global

   La brutalidad coordinada de los ataques en Zaporizhzhia y Kamianske no parece casual. Al golpear una prisión y una maternidad en la misma noche, Moscú envía un doble mensaje. Internamente, busca quebrar la moral de la población ucraniana, demostrando que no hay santuarios ni refugios seguros, ni siquiera para los más vulnerables. Externamente, es una violenta llamada de atención al escenario mundial, una declaración de que mientras Europa y Estados Unidos se centran en acuerdos comerciales y diplomacia, la guerra en Ucrania sigue siendo el epicentro de la inestabilidad y la violencia en el continente. Estos actos, más que buscar una ventaja militar directa, son una herramienta de terror psicológico y una afirmación de relevancia geopolítica en su forma más cruda.

Paloma Franco
Paloma Franco
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