La historia que nadie cuenta. Israel no solo bombardeó Irán; lo infiltró. Descubre la operación encubierta del Mossad con drones, sabotaje y agentes en el terreno que hizo posible el ataque.
El ataque aéreo masivo fue solo la mitad de la historia. La verdadera clave del éxito israelí fue una audaz y sofisticada operación de inteligencia y fuerzas especiales dentro de Irán, diseñada para desmantelar las defensas iraníes antes de que el primer caza cruzara la frontera.
El mundo observó con asombro cómo más de 200 cazas israelíes penetraban el espacio aéreo iraní, pero la verdadera genialidad estratégica de la «Operación León Creciente» no residió en la fuerza bruta de su aviación, sino en la guerra invisible que la precedió. Lo que ocurrió fue una obra maestra de la guerra híbrida moderna, una fusión de inteligencia, operaciones especiales y engaño psicológico que neutralizó a Irán desde dentro, mucho antes de que sonaran las alarmas en Teherán.
Guerra Híbrida: Fusión de Inteligencia y Fuerzas Especiales
La campaña israelí fue mucho más que una serie de bombardeos. Fue una operación compleja que combinó ataques aéreos de largo alcance con una red de operaciones clandestinas en el terreno, orquestada por el Mossad, la legendaria agencia de inteligencia de Israel. Durante meses, posiblemente años, agentes del Mossad llevaron a cabo una meticulosa labor de contrabando, introduciendo en Irán armas de precisión, explosivos y drones avanzados, a menudo ocultos en vehículos civiles.
Este enfoque representa una evolución de la «guerra por distancia». Israel comprendió que para golpear eficazmente a un adversario tan vasto y defendido como Irán, no bastaba con la superioridad tecnológica en el aire. Era necesario crear una «disrupción cognitiva» en el mando iraní, sembrando el caos y la desconfianza para paralizar su capacidad de respuesta. El objetivo no era solo destruir objetivos, sino desmantelar la mente del enemigo. Este modelo operativo, que fusiona la inteligencia de vanguardia con las fuerzas de operaciones especiales (SOF), marca un cambio de paradigma en la forma de enfrentar a estados cerrados y totalitarios.
El Poder de los Activos Pre-posicionados
La clave del éxito de la primera oleada de ataques aéreos fue la neutralización previa de las defensas iraníes. Esto se logró gracias a los activos que el Mossad había «pre-posicionado» en el terreno. Según informes de seguridad, los agentes establecieron bases de drones y misiles de corto alcance «al aire libre, no lejos de los sistemas de defensa aérea de Irán».
Utilizando plataformas de armas montadas en vehículos y drones explosivos lanzados de forma remota, estos equipos de sabotaje atacaron y destruyeron los radares y las baterías de misiles tierra-aire iraníes momentos antes de que la fuerza aérea israelí entrara en escena. Esta táctica, denominada «supresión asimétrica de defensas aéreas», permitió a los cazas israelíes operar con una libertad de maniobra casi total, evitando las peligrosas misiones SEAD (Supresión de Defensas Aéreas Enemigas) que tradicionalmente arriesgan pilotos y aeronaves.
Esta estrategia revela una vulnerabilidad fundamental en los sistemas de defensa convencionales. Demuestra que si un adversario tiene la capacidad de infiltrar y posicionar activos de ataque dentro del territorio enemigo, la defensa perimetral tradicional se vuelve obsoleta. La guerra ya no comienza en la frontera, sino en el corazón del país.
Decapitación Quirúrgica: El Rol de la IA y el Espionaje Humano
El segundo pilar de la operación fue una campaña de «decapitación» deliberada, dirigida a eliminar el cerebro del aparato militar y nuclear de Irán. Para ello, Israel compiló «dossiers de inteligencia detallados» sobre altos mandos de la Guardia Revolucionaria y científicos nucleares clave.
Según un oficial de inteligencia involucrado, se utilizó inteligencia artificial (IA) para analizar rápidamente ingentes cantidades de datos —desde comunicaciones interceptadas hasta imágenes de satélite— para identificar patrones, rutinas y ubicaciones de estos objetivos de alto valor. Esta fusión de IA con el espionaje humano tradicional (HUMINT) permitió una precisión quirúrgica.
«La misión se basó en un pensamiento innovador, una planificación audaz y una operación quirúrgica de tecnologías avanzadas, fuerzas especiales y agentes que operan en el corazón de Irán mientras evaden los ojos de la inteligencia local.» – Funcionario de seguridad israelí.
El resultado fue devastador para el liderazgo iraní. En una ventana de tan solo 12 minutos, la operación eliminó a diez altos mandos. Entre los muertos confirmados se encuentran figuras de la talla del Comandante en Jefe del IRGC, Hossein Salami, y el Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Mohammad Bagheri. Este golpe no solo daña la infraestructura, sino que crea un vacío de liderazgo, experiencia y conocimiento que podría tardar años, si no décadas, en recuperarse, dejando al programa militar y nuclear iraní gravemente herido. El éxito de esta fase expone un colosal fracaso de la contrainteligencia iraní, sugiriendo una profunda penetración israelí o una grave complacencia en las altas esferas del régimen.


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