El pasado 22 de abril, en una conferencia privada organizada por JPMorgan Chase, Scott Bessent, secretario del Tesoro de Estados Unidos, hizo una declaración que sorprendió a muchos. A pesar de las políticas duras de la Administración Trump, Bessent reconoció que la guerra comercial con China es insostenible y que las medidas arancelarias no podían seguir como estaban. Esta revelación llega en un momento crítico, mientras las negociaciones entre ambos países aún no han comenzado.
El impacto de los aranceles: más de 125% en impuestos
La guerra comercial desatada por Trump ha escalado rápidamente, llevando a ambos países a aplicar aranceles de más del 125% sobre una amplia gama de productos. Desde metales hasta productos electrónicos, las tarifas impuestas por ambos gobiernos han afectado gravemente a las cadenas de suministro globales y han aumentado los costos para consumidores y empresas, especialmente en Estados Unidos.
Bessent, quien está en una posición clave para evaluar las políticas económicas, indicó que la relación arancelaria entre EE. UU. y China estaba afectando más de lo que se anticipaba, y advirtió que el statu quo no era viable a largo plazo.
La incertidumbre que enfrentan las empresas estadounidenses
La reunión a puerta cerrada entre Trump y los ejecutivos de empresas como Walmart, Target y Home Depot puso de manifiesto la creciente preocupación del sector privado. Los ejecutivos de estas empresas, clave en la economía estadounidense, expresaron su ansiedad por los efectos de los aranceles, que están desestabilizando las cadenas de suministro y aumentando los precios de productos básicos.
A pesar de la pausa temporal de 90 días en algunos aumentos de tarifas, muchos negocios temen que la situación se agudice, lo que podría afectar la demanda de los consumidores y ralentizar aún más el crecimiento económico de EE. UU.
Trump busca flexibilidad en la negociación
El presidente Donald Trump, consciente del daño que la guerra comercial podría causar a la economía estadounidense, ha comenzado a mostrar signos de flexibilidad. En reuniones con líderes corporativos, ha indicado que estaría dispuesto a negociar ciertos términos para aliviar la carga de los aranceles, algo que fue reiterado durante su conversación con los ejecutivos de Walmart y otras grandes compañías minoristas.
Sin embargo, la incertidumbre persiste, ya que las empresas no saben con certeza cómo se resolverán los aranceles a largo plazo. Esta falta de previsibilidad ha generado un ambiente de ansiedad económica que afecta tanto a consumidores como a productores.
¿Cómo afecta esta guerra comercial a los consumidores estadounidenses?
El impacto de los aranceles es evidente en los precios de los productos. Desde la ropa hasta los electrónicos, el aumento de los aranceles está encareciendo los productos en las tiendas de EE. UU. Aunque los minoristas han expresado su compromiso de ofrecer valor a los consumidores, es probable que los precios más altos continúen afectando el poder adquisitivo de los hogares estadounidenses.
Además, el embargo comercial tácito entre ambos países está retrasando las importaciones de productos esenciales, lo que podría generar escasez en algunos sectores.
El futuro de la guerra comercial: ¿hacia dónde vamos?
Aunque Bessent reconoció que la guerra arancelaria con China es insostenible, la resolución del conflicto sigue siendo incierta. Las negociaciones con China aún no han comenzado formalmente, y mientras tanto, el impacto económico sigue creciendo. Las empresas y los consumidores de ambos países continúan observando, esperando que las tensiones comerciales se resuelvan para evitar más consecuencias negativas.
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