Donald Trump ha regresado a la Casa Blanca con una estrategia de choque. En apenas unas semanas, ha impuesto decretos, amenazado con aranceles y desatado una ola de incertidumbre política. Desde la perspectiva mediática, su estilo parece el de un líder autoritario que impone su voluntad sin obstáculos.
Pero la realidad es otra. ¿Trump es un presidente débil que actúa como si fuera fuerte? su uso excesivo de órdenes ejecutivas, sus constantes enfrentamientos con el Congreso y su necesidad de generar conflictos internacionales reflejan un gobierno frágil que lucha por consolidarse.
¿Por qué Trump es un presidente débil?
Las cifras no mienten. Su índice de aprobación es uno de los más bajos para un presidente en la historia moderna de EE.UU. Según Gallup, Trump comenzó su mandato con una aprobación de apenas 47%, muy por debajo de sus predecesores.
En el Congreso, su situación no es mejor:
- En la Cámara de Representantes, los republicanos apenas tienen 219 escaños, solo uno más de los 218 necesarios para aprobar leyes.
- En el Senado, su partido cuenta con 53 votos, pero algunos republicanos moderados como Susan Collins y Lisa Murkowski podrían frenar iniciativas extremas.
- Muchas de sus propuestas necesitarían 60 votos en el Senado para ser aprobadas, lo que lo obliga a buscar apoyo entre demócratas.
Trump no tiene el control absoluto del poder legislativo, lo que lo obliga a gobernar a base de decretos presidenciales.
La estrategia de Trump: gobernar con decretos, no con leyes
Desde su primer mandato, su asesor Steve Bannon diseñó la táctica de «inundar el barco», que consiste en generar un caos informativo con múltiples decisiones ejecutivas para que los medios y la oposición no puedan reaccionar a tiempo.
Esta táctica sigue en marcha:
- Ha emitido una serie de decretos presidenciales para evadir el Congreso.
- Amenaza constantemente con medidas extremas para forzar negociaciones en sus términos.
- Cambia de postura rápidamente para evitar el desgaste político.
Pero hay un problema con esta estrategia: los decretos pueden ser revertidos fácilmente.
Cuando Biden asumió el poder en 2021, revirtió muchas de las órdenes ejecutivas de Trump, y ahora Trump está haciendo lo mismo con las políticas de Biden.
Gobernar con decretos es un signo de debilidad, no de fortaleza. Un presidente realmente fuerte impulsa leyes que el Congreso aprueba y que son difíciles de modificar.
El caso de México: la amenaza de aranceles y la migración
Trump utilizó su estrategia con México al amenazar con imponer aranceles del 25% a las exportaciones si el gobierno de Claudia Sheinbaum no cumplía con ciertas condiciones en seguridad y migración.
Sin embargo, las condiciones impuestas por Trump son vagas, lo que demuestra que su amenaza no tiene una base sólida. Si realmente fuera un presidente fuerte, impondría términos específicos y medibles.
- México ya había reducido el flujo migratorio desde hace meses.
- Los 10,000 elementos de la Guardia Nacional en la frontera no son una medida nueva, ya se habían comprometido antes.
En realidad, Trump está usando estas negociaciones para proyectar una imagen de éxito ante sus votantes, aunque en términos prácticos no ha conseguido nada nuevo.
La paradoja de Trump: un presidente débil con una economía fuerte
A pesar de su debilidad política, Trump sigue liderando la economía más poderosa del mundo, y eso le da influencia en la escena global.
- EE.UU. sigue siendo el mayor mercado de exportación para México, Canadá y China.
- El dólar sigue dominando las transacciones internacionales.
- Las decisiones económicas de Washington afectan directamente a los mercados globales.
Esta combinación de un líder inestable pero con un enorme poder económico crea un escenario peligroso para México y el mundo.
¿Cómo debe responder México?
La clave para México no está en la confrontación directa, sino en fortalecer su economía interna y diversificar sus relaciones comerciales.
- Reducir la dependencia de EE.UU. a través de acuerdos con Europa, Asia y Latinoamérica.
- Apostar por la reindustrialización y la innovación tecnológica para atraer inversiones que no dependan de Washington.
- Reforzar la diplomacia y la negociación estratégica para evitar ser usado como moneda de cambio en la política de Trump.
La ilusión de poder de Trump
Trump ha construido una imagen de hombre fuerte, pero en realidad su gobierno se sostiene en tácticas de manipulación política y amenazas mediáticas. Su falta de apoyo en el Congreso y su necesidad de gobernar con decretos muestran su fragilidad.
Para México y el resto del mundo, la clave está en no caer en su juego. Comprender su estrategia es el primer paso para neutralizar su impacto y construir una relación basada en el equilibrio, no en el miedo.
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