Japón ha aprobado un histórico presupuesto de defensa de 8.7 billones de yenes ($55.1 mil mdd) para 2025, el decimotercer aumento anual consecutivo, en una clara señal de que el país se está rearmando para enfrentar lo que su propio gobierno califica como una «nueva era de crisis».
En una de las transformaciones geopolíticas más significativas de las últimas décadas, Japón está abandonando su postura pacifista de la posguerra para embarcarse en una ambiciosa y costosa expansión militar. El Gabinete japonés aprobó un presupuesto de defensa récord de 8.7 billones de yenes (aproximadamente $55.1 mil millones de dólares) para el año fiscal 2025, un aumento del 9.4% respecto al año anterior y el decimotercer incremento consecutivo.
Este gasto sin precedentes pone a Japón en camino de cumplir su objetivo de destinar el 2% de su Producto Interno Bruto (PIB) a la defensa para 2027, un umbral similar al de los países de la OTAN.
Una «Nueva Era de Crisis» Impulsada por China
La justificación oficial para este rearme masivo se encuentra en el Libro Blanco de Defensa de 2025, el informe anual del gobierno. El documento advierte que la comunidad internacional ha entrado en «una nueva era de crisis» y que Japón enfrenta «el entorno de seguridad más severo y complejo desde el final de la Segunda Guerra Mundial».
El informe no deja lugar a dudas sobre el origen de esta amenaza:
- China: Es calificada como «el mayor desafío estratégico que Japón ha enfrentado jamás». Tokio expresa una alarma particular por las «actividades de zona gris» de Pekín, su rápida expansión militar, la cooperación con Rusia y sus claras intenciones sobre Taiwán, cuya seguridad está directamente ligada a la de Japón.
- Corea del Norte: Se le considera una «amenaza más grave e inminente que nunca», con la capacidad demostrada de lanzar misiles balísticos armados con ojivas nucleares que pueden alcanzar territorio japonés.
- Rusia: Su invasión de Ucrania y su creciente actividad militar conjunta con China cerca de las fronteras japonesas son vistas como un factor de desestabilización regional.
De la Defensa a la Disuasión: La Lista de Compras
El análisis detallado del presupuesto revela un cambio doctrinal fundamental. Japón no solo está reforzando sus defensas, sino que está adquiriendo una capacidad de contraataque creíble. La prioridad son las «armas de largo alcance» (stand-off), diseñadas para golpear objetivos profundos en territorio enemigo desde una distancia segura.
«La guerra en Ucrania realmente estimuló la conciencia japonesa, pensando que Taiwán sería el siguiente, con todo lo que eso presagiaría para la seguridad de Japón», señaló un analista del Foro de Estudios Estratégicos de Japón.
La adquisición de misiles de crucero Tomahawk y JASSM-ER, capaces de ser lanzados desde destructores y cazas F-15, representa un cambio estratégico. Ya no se trata solo de interceptar misiles, sino de tener la capacidad de responder a un ataque golpeando bases militares, centros de mando y otras infraestructuras críticas del agresor.
El Talón de Aquiles: Un Ejército Futurista sin Soldados
Sin embargo, esta ambiciosa modernización enfrenta una contradicción interna crítica. Mientras Japón invierte miles de millones en hardware de última generación, su Ministerio de Defensa reconoce que no ha logrado cumplir sus objetivos de reclutamiento durante los últimos años, con un déficit de casi el 10%.
La combinación de una tasa de natalidad en declive, una población que envejece y una serie de escándalos de acoso dentro de las fuerzas armadas ha creado una «situación difícil» para atraer nuevos soldados. Esto plantea una pregunta fundamental sobre la sostenibilidad de la nueva postura de defensa de Japón: ¿puede una nación construir un ejército del siglo XXI si no tiene suficientes jóvenes para integrarlo? Este dilema podría llevar a Japón a depender cada vez más de la tecnología, la automatización y, crucialmente, de sus alianzas, principalmente con Estados Unidos, para compensar su déficit de personal.
El futuro de la seguridad en el Indo-Pacífico podría depender no solo de los misiles que Japón compre, sino de si encuentra a alguien que los dispare.
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