lunes, diciembre 22, 2025

Israel en Guerra: Escasez de misiles y presión sobre Netanyahu

Mientras la ofensiva contra Irán continúa, en Israel surgen dos frentes de batalla internos: uno logístico, con la alarmante escasez de misiles defensivos clave, y otro político, con una creciente presión sobre el primer ministro Benjamin Netanyahu.

En las calles de Israel, la narrativa oficial es de fuerza y determinación. El gobierno habla de una victoria estratégica y de poner de rodillas al régimen iraní. Sin embargo, tras la euforia de los primeros ataques, una realidad más compleja y preocupante comienza a filtrarse. La nación se encuentra en un estado de máxima alerta, pero enfrenta vulnerabilidades críticas en su defensa y divisiones políticas internas que amenazan con complicar el curso de la guerra.

«Un Tornado sobre Teherán»: La Retórica de Guerra del Gobierno

El mensaje del gobierno israelí ha sido inequívoco y contundente. El ministro de Defensa, Israel Katz, describió los bombardeos sobre la capital iraní como «un tornado que pasa sobre Teherán», afirmando que «así es como colapsan las dictaduras». Esta retórica busca proyectar una imagen de dominio absoluto y justificar la masiva operación militar, presentándola no solo como un acto de defensa, sino como una misión para liberar a la región de la amenaza iraní.

El gobierno ha instado a la población a seguir estrictamente las directrices del Comando del Frente Interno, reconociendo implícitamente que, a pesar del éxito de sus defensas, el peligro de los misiles iraníes es real y presente. La vida cotidiana se ha adaptado a esta nueva realidad bélica.

Vuelos de Rescate y Refugios: La Vida Civil en Pie de Guerra

La movilización de la sociedad israelí es total. Una de las primeras medidas fue organizar una masiva operación de repatriación. Aerolíneas como El Al, Arkia e Israir programaron vuelos de rescate desde ciudades europeas como Atenas, Roma y París para traer a casa a miles de israelíes que quedaron varados en el extranjero cuando estalló el conflicto. La ministra de Transporte, Miri Regev, calificó la operación como «Retorno Seguro», subrayando el esfuerzo del estado por proteger a sus ciudadanos dondequiera que se encuentren.

A nivel nacional, la vida transcurre entre el sonido de las sirenas y la espera en los refugios. La normalidad ha sido suspendida, y la ansiedad es una constante en un país que, aunque acostumbrado a los conflictos, nunca había enfrentado una lluvia de misiles balísticos directamente desde territorio iraní.

El Talón de Aquiles: La Preocupación por los Interceptores de Misiles

Detrás de la fachada de poderío militar, ha surgido una preocupación estratégica de primer orden. Según un informe del Wall Street Journal que cita a un funcionario estadounidense, Israel está agotando rápidamente sus existencias de misiles interceptores «Arrow». Este sistema es la principal defensa del país contra los misiles balísticos de largo alcance como los que Irán está utilizando.

Cada interceptor Arrow tiene un costo de aproximadamente 3 millones de dólares y su producción es un proceso complejo y lento, realizado en conjunto con Estados Unidos. La alta cadencia de los ataques iraníes está forzando a Israel a utilizar sus interceptores a un ritmo insostenible. Esto crea una vulnerabilidad crítica: si el conflicto se prolonga, Israel podría quedarse sin la capacidad de defenderse de la amenaza más grave, una situación que los planificadores militares en Tel Aviv y Washington observan con creciente alarma. La guerra se ha convertido también en una carrera logística contra el tiempo.

La Guerra Interna: Presión Política sobre Netanyahu

El conflicto con Irán no ha silenciado las profundas divisiones políticas en Israel. El primer ministro Benjamin Netanyahu, quien ha construido su carrera política en gran parte sobre su postura de halcón contra Irán, enfrenta ahora una inmensa presión.

«Esto es ahora una guerra política privada.» – Ehud Olmert, ex Primer Ministro de Israel, en una columna en Haaretz.

Críticos como el ex primer ministro Ehud Olmert han llegado a acusar a Netanyahu de prolongar la guerra para mantenerse en el poder, calificándola de una «guerra política privada». A nivel internacional, aunque cuenta con el respaldo clave de la administración Trump, su gobierno es visto con recelo por muchos aliados europeos que temen su agresividad. Dentro de su propio gobierno de coalición, socios de la ultraderecha como el ministro Itamar Ben-Gvir lo presionan para que no ceda y mantenga una línea dura, amenazando con abandonar el gobierno si perciben cualquier signo de debilidad.

Atrapado entre la necesidad de proyectar fuerza, la realidad de los límites logísticos y las crecientes críticas internas y externas, Netanyahu camina sobre una cuerda floja. El resultado de esta guerra no solo definirá el futuro de la seguridad de Israel, sino también su propio futuro político.

Paloma Franco
Paloma Franco
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