La relación entre Estados Unidos y Vietnam ha evolucionado de manera notable en las últimas décadas, pasando de una guerra devastadora a una asociación estratégica integral. Este proceso de reconciliación y cooperación fue reafirmado con la visita del secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, quien viajó a Vietnam para consolidar lazos y abordar los legados de la guerra que terminó hace medio siglo.
Hegseth destacó que sanar las cicatrices de la Guerra de Vietnam, que finalizó en abril de 1975, es una prioridad central para su administración y para el Departamento de Defensa. El viaje no solo refleja un interés geopolítico, sino también un compromiso simbólico con la memoria histórica, la reparación y la cooperación humanitaria.
Diplomacia basada en la sanación histórica
Durante su reunión con el ministro de Defensa vietnamita, Phan Van Giang, Hegseth entregó una caja de cuero, un cinturón y un pequeño cuchillo que fueron tomados por soldados estadounidenses durante la guerra. Estos objetos no solo representan recuerdos personales, sino también vestigios de un conflicto que marcó profundamente a ambas naciones.
La devolución de objetos de guerra se ha convertido en un gesto de reconciliación emocional, que acompaña los procesos formales de diplomacia y cooperación militar. En años recientes, se han devuelto cartas, placas de identificación, fotografías y objetos personales, ayudando a que familias de ambos países puedan cerrar duelos pendientes. Como señaló Hegseth:
“Hoy intercambiaremos artefactos e información de la guerra con el objetivo de ayudar a los familiares en ambos países a encontrar paz.”
30 años de relaciones diplomáticas y creciente cooperación estratégica
La visita ocurre en un año simbólico: tres décadas de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Vietnam, y dos años desde que ambos países elevaron sus vínculos al nivel de Asociación Estratégica Integral, el estatus más alto dentro de la diplomacia vietnamita. Esto coloca a Estados Unidos en la misma categoría que China, Rusia, India y Corea del Sur.
Hegseth llegó a Hanói procedente de Kuala Lumpur, tras participar en una reunión con ministros de Defensa de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), lo que subraya la importancia estratégica de Vietnam en la región del Indo-Pacífico. Para Washington, Vietnam es un socio clave en un entorno donde crece la influencia militar y económica de China. Para Vietnam, el equilibrio es delicado: busca cooperación tecnológica y de seguridad con Estados Unidos, pero sin convertirse en antagonista directo de Beijing.
Legados de guerra: un puente político y humano
Uno de los aspectos más sólidos de la cooperación entre ambos países ha sido el trabajo conjunto para resolver los efectos del conflicto. Desde 1995, Estados Unidos y Vietnam han colaborado en tres áreas clave:
- Limpieza de municiones sin detonar (UXO) que todavía representan riesgo en zonas rurales.
- Recuperación de restos de soldados desaparecidos, tanto de Vietnam como de Estados Unidos.
- Descontaminación de dioxina, el químico altamente tóxico del Agente Naranja, utilizado por las fuerzas estadounidenses y que aún provoca enfermedades y deformaciones en comunidades vietnamitas.
Estos proyectos no solo tienen relevancia humanitaria, sino también valor político: refuerzan la narrativa de que el camino hacia la cooperación pasa por enfrentar con honestidad los daños del pasado. Esta dimensión emocional ha permitido que sectores antes adversos —militares, veteranos, organizaciones civiles y gobiernos— se unan en objetivos comunes.
Seguridad y memoria: una relación que mira al futuro
La nueva etapa entre Estados Unidos y Vietnam combina intereses estratégicos modernos con compromiso moral hacia la historia. Para Washington, apoyar la seguridad vietnamita significa fortalecer alianzas en el Indo-Pacífico, diversificar relaciones militares y mantener presencia en una región disputada. Para Vietnam, la prioridad sigue siendo proteger su soberanía sin depender de una sola potencia, manteniendo su conocida política de equilibrio diplomático.
La visita de Hegseth demuestra que la cooperación militar no está desligada de la memoria histórica, sino que se alimenta de ella. Los legados de guerra —antes fuente de división— se han convertido en herramientas de acercamiento político y social, demostrando que la reconciliación puede convivir con la estrategia geopolítica.
Hacia una relación madura basada en respeto y cooperación
A cincuenta años del fin del conflicto, Estados Unidos y Vietnam ya no son enemigos, sino dos países que han aprendido a transformar el dolor en diplomacia. La combinación de reparación histórica, cooperación militar y objetivos estratégicos compartidos marca una relación única en el mapa internacional.
El mensaje principal de la visita es claro: el futuro de la alianza se construye sobre el reconocimiento del pasado, pero mira hacia una región más segura, estable y en paz.


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